La escena se relata en la mayoría de los pabellones del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), como si fuese una leyenda. Es de Nicolás Nahuel Guimil, alias "Chaki Chan", caminando en bata y en
De "Chaki", que este sábado cumplirá 30 años, ahora tras las rejas, hay otra leyenda. Es de 2011. Con 18 años recién cumplidos, se tiroteó con la Policía Bonaerense y tomó de rehenes a dos de sus vecinos del barrio Villegas, en La Matanza, para entregarse seis horas después.
Antes habló por la televisión. "No soy maldito, no lastimo a nadie. Yo solo lastimo a los que lastiman a los pibes, vendiéndoles droga. Y a la Policía le molesta porque arregla con ellos”, dijo.
Pero fue en mayo pasado que su nombre traspasó las fronteras carcelarias bonaerenses y de La Matanza. Los vecinos de la villa Las Antenas, de Lomas del Mirador, lo acusaron ante decenas de periodistas de haber intentado "copar" el barrio para instalar búnkeres de drogas. Se lo nombró en todos los noticieros durante una semana.
Lo que nadie dijo es que una brigada de la División Operaciones Área Metropolitana Oeste, de Drogas Peligrosas de la Policía Federal Argentina (PFA), lo investigaba desde septiembre.
Un grupo de detectives lo encontró este lunes por la calle 1000, del barrio Villegas. Luego de una maniobra de la mujer que conducía el auto en el que "Chaki" iba de acompañante, quedaron de frente: los agentes y "Chaki", la mujer y otro hombre. Se reconocieron al instante, como la mayoría de las veces que cruzan miradas delincuentes y policías.
Guimil sacó un arma de sus ropas y los apuntó. Pero los detectives alcanzaron a reducirlos y detenerlos. "Se nos vino medio barrio encima", cuenta a Clarín uno de los policías que participó del operativo. "En un momento lograron recuperarlo y volvimos a detenerlo. En la revuelta a un compañero le robaron el celular, y dos compañeras fueron agredidas", añade la fuente.
"Chaki" se crió en Villegas y, como la mayoría de los adolescentes de su época, comenzó su carrera delictiva como ladrón. Era el típico "cañero" o "pibe chorro". Hacia 2010, cuando las villas del conurbano seguían siendo dirigidas por ladrones y no por narcos, "Chaki" se dedicaba a asaltarlos. En un principio se quedaba con el efectivo y le vendía la droga a otros "transas", que es como se denomina a los narcos que venden marihuana, cocaína y pasta base al menudeo, en dosis pequeñas.
Su habilidad por los números lo llevó a comprender que el "negocio" era otro. Y consistía en "poner a trabajar" la droga que robaba. Así fue armando sus primeros búnkeres, junto a lugartenientes de la villa San Petesburgo, todos ex ladrones como él, recién liberados y bautizados como "los chakichaneros".
Aunque para eso había tenido que echar a las familias que manejaban la venta en el territorio. Y de ahí salió otra frase que se repite en los barrios de La Matanza: "'Chaki' de día cuenta plata y de noche 'te caga a tiros'". Esa es su "fama", que nada tiene que ver con su familia, compuesta por una hermana peluquera y un padre con pasado militar.
Por lo que pudo saber Clarín, Guimil "regenteaba" búnkeres de Villegas, Tablada, Spiro, 22 de Enero, Villa Luján, Talita, "El Fondo" del Kilómetro 28, La Loma y la villa de los paraguayos, entre otros asentamientos de La Matanza.
"Tenía dos tipos de negocios", agrega uno de los investigadores que siguió sus pasos durante 10 meses. "Los que vendían eran sus empleados, o te apretaba para que le compartieras la recaudación del día: el 40% era suyo, solo para dejarte vender. En su zona no se vendía un solo gramo de droga sin su aprobación. Pudimos hacer grabaciones de búnkeres en los que se juntaba una fila de una cuadra y media de adictos".
La droga no era su único emprendimiento. También administraba paradas de remises truchos, una ferretería, dos empresas de limpieza, era accionista de una constructora y sería socio de varios boliches de La Matanza.
"Juntaba millones de pesos por día. Cada tanto dejaba cadenas de oro en santuarios de San La Muerte. Es muy devoto. Construyó uno en un campito de Laferrere", señala un vecino de La Matanza que lo conoce.
"Si me decían que eran de 'la Federal' (por la PFA) me calmaba desde un principio", les dijo a los policías que lo detuvieron ayer. Ya más relajado, habló con algunos. "Los policías bonaerenses me quieren ensuciar. Sé muchas cosas de La Matanza", les confesó.
En mayo pasado, Clarín recorrió la villa Las Antenas. Si bien los vecinos afirmaban que "Chaki" había intentado "copar" la villa para echar a los "transas" locales e instalar a los suyos, las fuentes consultadas por este diario decían lo contrario. No existía una sola prueba contra él.
"Si yo ni estuve en Las Antenas... ni siquiera mandé a un amigo", contó en su lugar de detención. "Lo venimos escuchando desde septiembre. En ninguna escucha se habló de Las Antenas", agrega un investigador.
Una fuente de los bajos fondos de La Matanza afirma que un grupo de la Policía Bonaerense habría instalado su nombre, para darle apoyo a un grupo al que le habían liberado la zona para quedarse con el territorio.
Entre mayo y junio la misma división que lo detuvo en Villegas, y por orden del Juzgado Federal N° 3 de Morón, a cargo de Sebastián Basso, había allanado más de veinte búnkeres pertenecientes a Guimil.
Se secuestraron 25 kilos de drogas, armas y vehículos (algunos robados) y se detuvo a otras doce personas. "Chaki" fue uno de los últimos.
A los investigadores les resultó imposible saber dónde dormía. Otra de sus tareas de "contrainteligencia" consistía en cambiar constantemente de auto. Siempre iba en el asiento de acompañante, atento a posibles movimientos de detectives o rivales.
La causa es por "tráfico, acopio, fraccionamiento, distribución, venta y lavado de activos resultantes del narcotráfico". Uno de los búnkeres con mayor "movimiento" era el de la calle 900 del barrio Villegas. Funcionaba de mañana. Sus principales clientes son los vendedores ambulantes (los llaman "los bolseros de Villegas") que compran bolsas de consorcio que más tarde venden en distintas zonas del conurbano y el interior del Gran Buenos Aires.
"Es un pibe que tiene mucho poder. Pero también muchas broncas...", confiesa la fuente que lo conoció. Y sigue: "Es que para ganar cada territorio tuvo que echar a tiros 'transas' anteriores y sus familias. Hay mucha gente que lo está esperando en la cárcel para vengarse. Se ganó su mala fama. Hay quienes lo odian por arreglar con la Bonaerense, que metió presos a inocentes que hoy están pagando delitos que cometió 'Chaki'". Él, seguramente, los esperará de bata, ojotas y "espadas". Pero esta vez, en algún penal federal.
EMJ
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