Es una historia que comenzó hace un año y siete meses, y que acaba de terminar: en la primera fila caminan Joaquín Zuñiga (19), Héctor "Peca" González (38), Cintia López (37),
El juicio por el crimen deLucas González (17), el jugador de la sexta división de Barracas Central, acaba de llegar a su fin. El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 25 condenó a prisión perpetua a los tres oficiales de la Policía de la Ciudad que dispararon contra el Volkswagen Surán en el que viajaban Lucas, Joaquín, Julián y Nieven, en la mañana del 17 de noviembre de 2021, minutos después de terminar un entrenamiento en Barracas.
Son el inspector Gabriel Isassi (42), el oficial mayor Juan José López (48) y el oficial Fabián Andrés Nieva (38), quienes pertenecían a la División Brigadas y Sumarios 6 de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad. Según el Tribunal, son "coautores de del homicidio quíntuplemente agravado por haber sido cometido con arma de fuego, alevosía, odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por ser integrantes de una fuerza de seguridad". Además se los consideró culpables de las "tentativas de homicidio quíntuplemente agravado" y de las "privaciones ilegítimas de la libertad" de los tres sobrevivientes.
"Esto es un alivio", dice "Peca" González, el padre de Lucas, como puede, rodeado de gente que lo quiere abrazar. Agrega: "Felicidad no; felices no vamos a ser nunca más".
Dalbón es el abogado de las cuatro familias. A la salida de la Sala Amia declaró: "Estamos ante una condena histórica a nivel país; logramos el agravante que buscábamos. Es 'violencia institucional con racismo estructural'. A Lucas lo mataron por ser negro, por salir de una villa. Eligieron disparar contra los chicos por su color de piel, su vestimenta y lo hemos probado. Es el fallo más importante desde el regreso a la democracia. También conseguimos que los sobrevivientes y sus familiares sean reconocidos como víctimas de la violencia institucional por el Tribunal".
El juicio dejó otras seis condenas: el subcomisario Roberto Inca (47) y los comisarios Juan Romero (51), Rodolfo Ozán (54) y Fabián Du Santos (52) recibieron 6 años de pena por "encubrimiento al haber ayudado a Isassi a alterar las pruebas de un delito agravado".
El principal Héctor Cuevas (51) fue condenado por lo mismo, aunque su pena es de 4 años. Los cinco fueron inhabilitados por 10 años para ejercer cargos públicos. El oficial Sebastián Baidón (28), chofer de Cuevas el día del hecho, recibió 8 años de prisión por "torturas" contra los sobrevivientes, que tenían 17 años. Más la inhabilitación perpetua.
Los nueve condenados regresarán al módulo 4 del Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz, donde se encuentran los "pabellones para internos que pertenecieron a fuerzas de seguridad". De ese mismo lugar llegaron al juicio los cinco policías que fueron absueltos: el comisario inspector Daniel Santana (53), el subcomisario Ramón Chocobar (49) y los oficiales Jonathan Martínez (35), Ángel Arévalos (34) y Daniel Espinosa (33). En las próximas horas serán liberados desde la Unidad 29, ubicada en el subsuelo de los Tribunales de Comodoro Py.
En lo que fue la última audiencia, seis policías dijeron sus últimas palabras. Chocobar, Martínez, Espinoza, Arévalos, Cuevas y Romero aseguraron ser inocentes. De ellos, solo dos fueron condenados. Uno es Romero y otro Cuevas, que tuvo un rol importante durante el juicio.
En una de las últimas audiencias Cuevas pidió declarar y se quebró. Reveló queIsassi había sido el que plantó el arma de juguete encontrada en el Surán. "Si no lo hice antes es porque tengo pánico. Tengo miedo de lo que le puede llegar a pasar a mi familia, a mis hijos, después de que declare. No se trató de un solo loquito disparando, hay un trasfondo acá”, afirmó.
Cuevas es el único que no está alojado en la cárcel de Marcos Paz. Él mismo pidió su traslado por "seguridad". Lo reubicaron en el Complejo de Ezeiza y su mujer y una de sus hijas son custodiadas por Gendarmería. "El miedo lo tengo y va a seguir", contó este martes. Minutos después Ariel Arévalos se refirió a su declaración. Dijo que le cree.
"Me da vergüenza que algunas de las personas que están acá pertenezcan a la Policía. Yo y mi abogada siempre buscamos la verdad. Pero a otros la verdad no le conviene. Y lo tengo que decir porque la familia de Lucas lo tiene que saber", advirtió, siempre en el marco de su derecho a sus "últimas palabras".
Arévalos aseguró que los verdaderos encubridores "no son los de menor jerarquía, sino que viene de más arriba" y que los abogados de los jefes de la Policía de la Ciudad "estaban presionando a subalternos para que hablen con sus familiares y digan que no escucharon nada". Arévalos, al igual que su abogada, apuntó contra la cúpula policial, el comisario general Gabriel Berard y el subjefe, Oscar Cejas.
En base a eso el Tribunal ordenó "extraer testimonios respecto del jefe y subjefe de la Policía de la Ciudad a raíz de los hechos denunciados por (el imputado) Ángel Darío Arévalos en sus últimas palabras y remitirlos al juzgado en lo Criminal y Correccional número 7 (donde quedó radicada la denuncia de la abogada de Arévalos)". "Esto es el principio", dijo Dalbón, por las condenas. "Ahora vamos a ir hacia arriba, hacia los jefes de la Policía de la Ciudad. Hay que investigarlos".
La familia de Arévalos, al igual que las de los otros absueltos, lloraron de emoción al escuchar la decisión del Tribunal, separados vidrio de por medio de los policías. Los condenados, en cambio, se retiraron bajo una lluvia de insultos de los familiares de las víctimas ubicados en el piso de arriba.
MG
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