Pese a la alta inflación y la crisis financiera que se llevó puesto a dos ministros de Economía, la entrada de inversión extranjera directa (IED) alcanzó los US$ 15.400 millones en 2022, un
Si bien el Gobierno salió a celebrar el dato, el informe sobre "la Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe" muestra que más de la mitad del incremento se debió a la deuda de las empresas con sus casas matrices o proveedores. Un fenómeno que se agravó por las crecientes restricciones para pagar con dólares importaciones y créditos para exportar.
"La mayor parte de la IED correspondió a préstamos entre empresas (57%) y en segundo lugar a la reinversión de utilidades (37%), y ambos recibieron más capital que en 2021. Los aportes de capital, por lo tanto, tuvieron una participación pequeña (5%) y el monto recibido fue levemente inferior al de 2021 (-3%)", señaló la CEPAL.
Para la comisión, la mayor reinversión de utilidades en la región se debe a la reanudación de actividades pospandemia. Pero, en el caso argentino, los analistas apuntan sobre todo a la imposibilidad de girar divisas al exterior debido al cepo, lo que llevó a las empresas a colocar esos pesos en bonos ajustados por dólar e inflación para cubrirse del riesgo de una devaluación.
"La inversión extranjera directa en circunstancias normales es positiva, invertiste, lo que pasa es que el mercado cambiario está tan distorsionado que esto no es plata nueva, es devengado, es una utilidad que tuviste en pesos y la tuviste que reinvertir porque no te la dejaron girar", explicó Daniel Artana, economista jefe de FIEL.
Según la CEPAL, casi todos los países de la región recibieron más inversión en 2022.
El ranking estuvo liderado por Brasil (41% del total regional y quinto destino mundial), seguido de México (17%), Chile (9%), Colombia (8%), Argentina (7%) y Perú (5%). Sin embargo, si se mira el stock de capital en relación con el PBI, Argentina se ubica entre los últimos de la región, con un 19%.
En Argentina, el stock de inversión medido en dólares (US$ 116.000 millones) se revalorizó además por la apreciación del tipo de cambio real, es decir, por una suba del dólar oficial menor a la inflación local. Sin embargo, cuando se mide el peso de dicho stock en el PBI, el país retrocedió respecto del 2020 y 2021 y se ubicó entre los últimos con un 19%, detrás de Bolivia, Guatemala y Paraguay.
Según indicó el secretario de Industria José Ignacio de Mendiguren al conocerse la información, “este nivel de inversión indica la confianza de empresas internacionales en el mediano y largo plazo en la Argentina".
Sin embargo, los analistas opinan diferente. "La inversión extranjera en el inconsciente colectivo es la instalación de una fábrica, pero los gobiernos usan mal el dato. La trampa es que si mañana se abre el cepo, las empresas van a distribuir dividendos y se va a derrumbar la reinversión de utilidades. Es deshonesto atribuir el incremento de esa inversión a una mayor credibilidad", señaló Martín Polo, economista de Cohen.
A diferencia de la región, el aporte de capital en Argentina sumó apenas US$ 826 millones en 2022, un 5% del total del ingreso de inversión. Ese componente, que refleja el interés en ampliar una empresa, renovar maquinaria o la compra de un no residente de más del 10% de las acciones, registró el segundo valor más bajo desde 2007, según la CEPAL.
Si bien el organismo precisa que Argentina no informa el sector u origen de la IED, al analizar tanto las fusiones y adquisiciones en 2022 como los proyectos de inversión anunciados, destaca un interés en el litio (la china Ganfeng Lithium y la australiana Rio Tinto), petróleo y gas no convencionales en Vaca Muerta, y servicios (la estadounidense SoFi Technologies).
"Puede ser un poco engañoso. Si miramos los datos del Banco Central, el ingreso de divisas por inversión extranjera directa está en mínimos desde que empieza la serie: en todo 2022 entraron solo US$ 570 millones. Si la CEPAL cuenta como IED la deuda entre empresas y la reinversión de utilidades, casi todo se explica por el cepo", dijo Alejandro Giacoia, economista de Econviews.
NE
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