El triple crimen de General Rodríguez, al borde de la prescripción: "La clave es entender quiénes se beneficiaron"

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Su madre era peluquera. Su padre había sido mayordomo del casino de oficiales del Estado Mayor Conjunto. La familia, laburantes de clase media, vivió alternativamente en Villa Lugano y Villa Urquiza. Durante años

él se dedicó a la venta mayorista de encendedores eléctricos y cosas por el estilo, pero allá por 2006 comenzó a coquetear con el negocio farmacéutico. Ese sería el principio de su fin.

En agosto de 2008, Damian Ferrón (de él se trata), tenía 35 años y ganas de hacer plata. El mundo de los medicamentos lo llevó a conocer a dos tipos más o menos de su edad, Sebastián Forza (34) y Leopoldo Bina (37), que venían surfeando una nueva ola que prometía prosperidad asegurada: la importación de efedrina a China e India y su posterior venta ilegal a narcos mexicanos para la elaboración de metanfetaminas.

Damián se hizo amigo de Forza y Bina a mediados del 2008. Y con ellos fue masacrado el jueves 7 de agosto de ese año. Sus cuerpos (baleados, atadas las manos con precintos y torturados) fueron encontrados el miércoles 13 de agosto en un descampado de la localidad bonaerense de General Rodríguez. Los mantuvieron en frío todos esos días.

Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, las víctimas del triple crimen de General Rodríguez.
Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, las víctimas del triple crimen de General Rodríguez.

Claramente Damián era el más "pichi" de los tres. Desde su homicidio, su hermano Diego (apenas un año menor) se convirtió en uno de los principales impulsores del expediente. Como ya pasaron ya 15 años de los homicidios, la causa quedará prescripta este lunes 7 de agosto, a menos que en algún momento se descubra que el autor material o intelectual fue funcionario público (policía, espía, etc). 

Diego conoce como pocos todos los detalles del caso y hasta prepara un libro sobre el tema. Siempre fue abierto con la prensa y ahora, en la entrevista con Clarín, se explaya sobre su teoría del triple crimen de General Rodríguez: una hipótesis que mezcla agentes de la DEA, la SIDE, policías de Quilmes, narcos, mexicanos y argentinos.

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"Después de 15 años de investigar, saqué una conclusión: ¿A quién le convenía que esto terminara como terminó, que ya no pasara efedrina por Argentina?Hubo especie de mensaje que se dejó en todos lados: 'Con esto no se jode'. La clave es entender quiénes se beneficiaron con la muerte de los chicos", dice Diego.

"Los mataron y se cortó el tráfico de efedrina. Hacía años que la DEA reclamaba que se cortara el tráfico, que iba mucho para México a Estados Unidos. Ocurrieron los crímenes y al mes y pico empezó la regulación en la Argentina del tráfico de efedrina. Lo que yo digo es que acá se armó algo que supera a los hermanos Lanatta y a los Schillaci (los cuatro únicos condenados por los homicidios). Siempre estuvo atrás el poder: 'servicios', ex policías o policías en funciones", detalla Diego y, para que no queden dudas, subraya: "Acá actuó una banda mixta, que tuvo apoyo".

-¿Cómo termina Damián metido en el negocio de la efedrina?

-Damián trabajaba conmigo en la venta mayorista y en el 2006 lo convocó José Luis Salerno, un amigo de la infancia con el que el ya antes había trabajado. De chicos ambos iban a una Iglesia Mormona y se pusieron de novios a la vez con dos chicas de ahí. En 2006 Salerno tenía una farmacia y le ofrece a mi hermano entrar en una especie de sociedad, pero sin papeles. De hecho, la sociedad salió cuando mi hermano ya estaba muerto.

-Es decir que primero entró en el negocio de los medicamentos...

-Damián entró en el rubro con Salerno. Lo que hacía era ir a visitar obras sociales, sindicatos, para vender los medicamentos genéricos. Mi hermano me contó que le estaba yendo muy bien como proveedor de "bancarios". Es ahí donde empieza a resonar un poco la mafia de los medicamentos (NdR: venta de medicamentos robados, adulterados o de programas oficiales). De ahí viene la efedrina, pero la verdad es que a Forza y Bina recién se los presentaron dos meses antes de los homicidios.

Así encontraron los cuerpos de Forza, Ferrón y Bina.
Así encontraron los cuerpos de Forza, Ferrón y Bina.

-¿Se los presentan? ¿Para qué se los presentan? 

-El tema efedrina le convenía mucho a los laboratorios. Acá la efedrina estaba permitida y se podía traer legalmente (NdR: en México estaba prohibida). No había regulación y eso hizo que, lamentablemente, los clientes terminaran siendo estos narcos mexicanos. Así se unen Forza -que venía del rubro medicamentos y ya trabajaba para laboratorios porque tenía una droguería- y Bina, que trabajaba para el mexicano Rodrigo Pozas Iturbe. Ojo, esto último recién se supo bien cuando la investigación pasó al juzgado federal de Servini de Cubría. En 2008 Bina hacía ya tres años que traía efedrina y la sacaba por Correo Argentino en tachos de suplementos dietarios. En cuanto a Damián, mi hermano estaba en la farmacia con Salerno. Los tres pegan como una amistad, se empiezan a juntar y quieren armar una nueva sociedad para traer la efedrina y sacarla a México y Estados Unidos. 

-Pero también hubo una venta de efedrina local, al mexicano Jesús Martínez Espinoza, el que montó una cocina de metanfetaminas en Ingeniero Maschwitz...

-Forza tenía relación con él. Hay algo que está puesto en la causa: se dice que Forza le vendió al mexicano efedrina rebajada con sal. En este tema aparece como nexo Martín Lanatta, que con su hermano Christian y los hermanos Víctor y Marcelo Schillaci son los cuatro condenados como "partícipes necesarios" de los homicidios. Ahí es donde todos empezamos a creer que Martínez Espinoza estaba enojado con Forza y podía querer matarlo. Pero la verdad es que ese problema ya lo habían resuelto cuando Forza le dio al mexicano una droguería que estaba limpia para que pudiera traer la efedrina él directamente.

-Durante mucho tiempo se apuntó a una venganza con otro ideólogo: el argentino Ibar Esteban Pérez Corradi...

-Durante toda la instrucción, tanto en la etapa de investigación como en juicio oral, se trabajó la línea de Pérez Corradi que está muy vinculada a los hermanos Lanatta y los Schillaci. Siempre pensamos que podía ser uno de los autores intelectuales, pero luego de estar prófugo cuatro años lo detuvieron en 2016 y hoy tiene "falta de mérito". Yo me atengo a lo que dice la Justicia, pero sí, me quedan dudas sobre Pérez Corradi. Para mí sabe más de lo que dice. Tiene información y no la da... no fue ajeno a todo esto.

Pérez Corradi, al ser detenido en Asunción, Paraguay.
Pérez Corradi, al ser detenido en Asunción, Paraguay.

-Pérez Corradi había amenazado a Forza...

-Por lo menos dos veces, que sepamos. Una vez, le tiró la silla de ruedas en la puerta de una de las droguerías. Él le debía mucho dinero. Forza era un financista y no estaba mal económicamente, como todos creen: tenía muchos autos que no estaban a su nombre, propiedades. La enemistad estaba y también el hecho de que Forza se separa de Pérez Corradi en el tema efedrina para hacer su negocio aparte.

-Forza fue el centro de la investigación, al menos los primeros años tiempos ¿Y Bina?

-A partir del año 2016, cuando la causa pasó a Servini de Cubría, empezó una línea de investigación que en el juicio oral no se le había dado importancia. En el ámbito federal se profundizó la declaración de Verónica Colombo, la viuda de Bina. Bina había estado traficando efedrina con el mexicano Pozas Iturbe desde hacía tres años. La mandaban a Guatemala y a Estados Unidos. Cuando Forza se pelea con Martínez Espinoza, Bina le presenta a Pozas Iturbe para que hagan negocios. Hay dos reuniones, son tensas y dicen que en una se levanta enojado Pozas Iturbe y le dice a Bina: "Esto me lo arreglás vos". Ese vínculo fracasa y vuelven con Martínez Espinoza. En esta trama hay como una traición muy importante, de Bina a su jefe, que era Pozas Iturbe. Claro que es una hipótesis y sólo eso.

Los hermanos Lanatta y Schillaci, con uno de sus abogados (de traje), antes de escuchar la sentencia por el triple crimen de General Rodríguez, en 2012.
Los hermanos Lanatta y Schillaci, con uno de sus abogados (de traje), antes de escuchar la sentencia por el triple crimen de General Rodríguez, en 2012.

-¿Por qué creés que ni los Lanatta ni los Schillaci hablaron como "arrepentidos"?

-Ellos han tirado información, sueltan algunos nombres pero nada más. Bueno... como ellos mismos dijeron para explicar por qué se fugaron... tal vez teman por su suerte y la de sus familias. Está muy claro que desde el principio en esta causa reinó el miedo. Tené en cuenta que no sólo murieron Forza, Ferrón y Bina. También se suicidó Ariel Vilán, que figuraba como socio gerente de Martín Magallanes, ex socio de Forza en una droguería.  Y despues se mató Emiliano Marcos, que trabajaba en una casa de suplementos dietarios. Fue a declarar y después apareció muerto en las vías del tren. Marcos era un nexo entre Pérez Corradi y otra persona que andaba en lo de los suplementos dietarios. Hay mucha gente que tiene información de esto, pero no quiere hablar. Es más, hubo 19 detenidos por la ruta de la efedrina y a todos ellos, estando presos, se les ofreció la posibilidad de declarar como arrepentidos. Les preguntaron si sabían algo del "triple crimen" y nadie dijo nada. El que sabe se calla porque tiene miedo por su vida o la de sus familiares.

-¿Cómo es el tema de la prescripción de la causa? ¿Queda al borde del archivo?

-Este 7 de agosto se cumplen 15 años de los homicidios y ese es el plazo maximo que marca la ley para un delito que se pena con perpetua. Sólo nos queda una esperanza: que se descubra a algún funcionario público implicado. Entonces no prescribe ni para él ni para nadie. Se entra a contar el plazo desde que dejó su función. Pero si esto no sucede, se va a archivar y sólo nos vamos a quedar con una parte, la de Lanatta y Schillaci. Ojo, esto no es poco, pero para mí faltan 10 o 12 personas más.

-¿Tantas? ¿Por qué?

-Nosotros calculamos que fueron 10 o 12 personas. Esas son las que se necesitan para secuestrar a tres hombres corpulentos, Además, los raptan a la luz del día, los privan de su libertad, se llevan una camioneta (la de mi hermano), hasta General Rodríguez. Después la traen de vuelta. La prenden fuego en la calle Galicia al 2700 y la dejan ahí. Abandonan el auto de Forza en Constitución y después de ahí refrigeran los cuerpos seis días. Se necesita mucha gente.

El traslado de los féretros con los cuerpos de las víctimas.
El traslado de los féretros con los cuerpos de las víctimas.

-¿Por qué decís que "los raptaron"? Algunos piensan que fueron a un lugar por su propia voluntad, engañados.

-Es verdad, podemos pensar, entre las hipótesis, que los pudieron haber citado a un lugar con la excusa de hacer una reunion de negocios... y ahí reducirlos. Puede ser que sea muy difícil pensar que se lo llevaron a la fuerza. Pero bueno, otra opción es que los hayan "cortado", interceptado diciéndoles "alto policía", "somos una fuerza federal", "perdieron, vengan con nosotros"... o algo así.

-Más allá de los motivos, el crimen de por sí fue bastante brutal... como si se buscara dar un mensaje...

-Los mataron estando arrodillados. A Forza le pegaron ocho tiros, a Bina y a mi hermano, dos en la cabeza y dos en el tórax. A Bina, además, le cortaron una oreja. A Forza le hicieron tragar cocaína. Los golpearon, los torturaron. Para nosotros pensar qué sucedió en todo ese tiempo, cuánto duraron vivos, cómo los torturaron... es bastante doloroso. Muchas noches me he puesto a pensar qué pasó.

-Después de tanta hipótesis ¿qué se sabe con certeza sobre la secuencia del crimen?

-Ese 7 de agosto ellos se juntaron tipo 13 en el Auchan de Sarandí (posteriormente Walmart). Primero llegaron Leopoldo Bina y Sebastián Forza, que venían de Lugano. Mi hermano ya estaba en Quilmes, esperándolos. Se juntan en la estación de servicio que había ahí, que era una Shell. Después, las celdas de los tres celulares los ubican en la casa de Martín Lanatta, en la calle Nicolás Videla, en Quilmes. Están un tiempo ahí y después van hacia el Oeste. Pero no sabemos si manejaban ellos o manejaba otro. Hay un trayecto en el que hacen un rulito, como que se equivocaron de camino y volvieron. Mi hermano conocía muy bien los empalmes de autopista, De ahí en más no hay nada, se apagan todos los celulares a la vez, también los de los Lanatta y Schillaci. Y todos se encienden después a la vez. La verdad es que no sabemos si para ese entonces estaban vivos. Lo que está probado es que el zanjón de General Rodriguez es una escena secundaria. Los mataron en otro lado el mismo 7 de agosto -entre las 13 y las 17- y los mantuvieron en frío hasta el momento de tirarlos.

-Es medio extraño tener condenados a los "partícipes necesarios" que no son ni los autores materiales ni los intelectuales...

-Yo creo que a esta altura, y después de 15 años, no vamos a llegar a más. A no ser que aparezca un arrepentido que tenga ganas de contar... y no solo contar, ¡contar algo que se pueda probar! Porque en todo este tiempo tuvimos gente que contó cosas, pero te dan un nombre o te dan algo y después vas a buscar teléfonos y demás y no llegás a ninguna prueba concreta. Aca la Justicia federal hizo un montón, rastreó y entrecruzó todos los teléfonos, hasta se fue a buscar autos a desarmaderos, se revisaron frigoríficos y lugares donde unos mexicanos pararon desde el 15 de julio al 15 de agosto y se fueron mágicamente después de los crímenes. Pero después de 15 años ya no hay registros de nada. Encontramos, sí, a los choferes de algunos de estos mexicanos, pero no quieren hablar. Entonces es muy difícil probar. Lo que sí podría ayudarnos es el testimonio de más de una persona que coincida para decir fue él o fue él.

-Y que el menos uno de los acusados sea funcionario público, para replantear la prescripción.

-Sí, a partir del 7 de agosto necesitamos un funcionario público metido en esto, algo también muy difícil. En 2012 se nombraron dos o tres ex policías que trabajaban en Quilmes, supuestamente relacionados con Martín Lanatta, pero tampoco se llegó más allá. Se hizo mucho, pero se perdió bastante tiempo al principio.

Diego ya le dio vueltas, vueltas y más vueltas. Siguió pistas, escuchó verdades y también mentiras. Pateó tribunales durante más de una década en busca de una respuesta completa a una pregunta que, tal vez, nunca nadie pueda contestar ¿Quién mandó a matar a Forza, Ferrón y Bina?

EMJ

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