Acorralada por las deudas y en medio de denuncias penales, Wenance se presentó en concurso de acreedores

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La fintech Wenance pasó de prometer que iba a a pagar "inmediatamente" a los 3.000 damnificados por el default de dos fideicomisos financieros privados que administraba a intentar despegarse, asegurar que no

es el propietario de ambos instrumentos y entrar en concurso preventivo de acreedores. Todo esto en menos de un mes en el que llovieron las denuncias, las demandas y la empresa despidió sin la correspondiente indemnización de sus colaboradores.

Hasta el viernes pasado, día en el que su CEO y fundador Alejandro Muszak fue entrevistado por Clarín, el latiguillo de la empresa era: "Vamos a pagar". Ahora, insisten en que lograrán hacerlo, si la Justicia les permite seguir operando y "volver a hacer girar la rueda" de su cartera de préstamos para conseguir los fondos para pagar capital e intereses por una suma que podría llegar hasta los $35.000 millones.

Muszak, que mañana miércoles deberá presentar declaración indagatoria ante la Justicia por otra causa por supuestas estafas relacionadas con la colocación de préstamos sin previa solicitud de los beneficiarios, inició los trámites del concurso preventivo de acreedores en la sede del Poder Judicial de San Isidro.

Según explicó él mismo en diálogo con Clarín este martes por la tarde, la estrategia judicial apunta a darle "igual tratamiento" a todos los acreedores de los fideicomisos defaulteado el mes pasado, de los cuales, asegura que Wenance era "solo el garante" y cuya administración de los fondos le correspondería a otra empresa, registrada bajo el nombre de Promotora Fiduciaria (PF).

"Lo que hace Wenance es garantizar con su cartera de créditos y si esa cartera de créditos sufre mayor mora, Wenance tiene que pagar la diferencia entre lo que no se cobró y lo que el inversor, o acreedor, debería cobrar", dijo. Muszak asegura que por la escalada de la inflación los préstamos que colocó aumentaron su morosidad y eso hace que no le sea posible en este momento afrontar los pagos prometidos.

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Así, Muszak apunta no sólo a despegarse de los reclamos de los damnificados por el impago de los intereses y el capital del fideicomiso; sino también de tener el aval judicial, si el magistrado que toma la causa aprueba la convocatoria al concurso, para continuar operando en el país.

"El concurso es una herramienta legal que permite que las empresas sigan funcionando, y así poder pagarle a los acreedores", señaló el empresario, que volvió a prometer: "Si Wenance trabaja y sigue funcionando, los acreedores van a cobrar".

Muszak también justificó los despidos que se dieron en su compañía en los últimos días, que redujeron la dotación de personal a la mitad. "Buscamos llevarla a un tamaño lógico que nos permita ser rentables", insistió y recalcó que muchas de las indemnizaciones adeudadas pueden entrar a la "masa concursal".

La estrategia de entrar en convocatoria de acreedores le permitiría a la empresa levantar los distintos embargos que fue acumulando en los últimos 30 días y ganar tiempo. Por lo general, los concursos de acreedores tienen una duración promedio que va desde los seis meses a los dos años, aunque en algunos casos esos plazos pueden estirarse. "No conozco los tiempos de los abogados", dijo Muszak, al ser consultado por este punto.

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