Jubilaciones: el próximo aumento rondará 23% y volverá a haber bonos para compensar la inflación

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El aumento de las jubilaciones y pensiones y demás prestaciones sociales entre septiembre y noviembre será de entre el 23 y 23,5%, más un adicional, bono o refuerzo para la jubilación mínima

que podría rondar entre los $ 25.000 y $ 27.000. En total involucra a 17 millones de personas.

La jubilación mínima de agosto es de $ 70.938 (brutos) más $ 20.000 de bono. En total $ 90.938. Con una movilidad promedio del 23,3%, la jubilación mínima pasaría a unos $ 87.500. Y con el bono de $ 25.000/$ 27.000, el ingreso total en septiembre sería de $ 112.500 / $ 114.500. Para este sector de jubilación el aumento podría llegar hasta el 25,9%.

En las próximas horas, Economia y ANSeS cerrarían los números, sobre la base del Indice de Salarios que publica este jueves el INDEC.

En marzo la movilidad fue del 17,04% y en junio del 20,92%. Eso arroja un acumulado a junio del 41,5% versus una inflación en el semestre del 50,7%. Con una suba del 23/23,5% durante septiembre, octubre y noviembre el acumulado rondaría el 74,5 % entre 9 y 11 meses, muy por debajo de la inflación esperada.

En diciembre 2022, la jubilación mínima más el bono sumaron $ 60.124 versus los $ 114.500, representa un alza  del 90,4%. Y en relación con los $ 50.353 de septiembre 2022, representa una suba del 127,4%.

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De ser una compensación “por única vez” o “extraordinaria”, por la disparada inflacionaria esos bonos han pasado a ser permanentes y en valores ascendentes.

Luego de la pérdida del 19,5% de los haberes jubilatorios entre septiembre 2017 y noviembre 2019, durante el anterior Gobierno, el bono previsional para los que cuentan con haberes más bajos debutó con el actual Gobierno “por única vez” en diciembre 2019.

Luego hubo bonos en 2020 y 2021. En 2022, se hicieron más frecuentes. Y a partir de septiembre se repitieron todos los meses.   

Eso pasa porque la fórmula de movilidad – que combina salarios con recaudación tributaria que va a la Seguridad Social- no tiene una cláusula de garantía o compensación automática frente a la inflación. Y los bonos solo los reciben los jubilados y pensionados de haberes más bajos, achatando la pirámide de ingresos del sistema.

Además, esos bonos no se integran al haber. Solo compensan a un sector de jubilados una parte del alza de precios del mes o meses en que se cobran, pero al mes o meses siguientes el ingreso total del jubilado vuelve al nivel pre-bono y se requiere que se otorguen nuevos bonos que pasan a ser más frecuentes.

Por otro lado, los bonos no se toman en cuenta para los futuros incrementos de los haberes ni para el cálculo del aguinaldo. De esta manera, la pérdida jubilatoria continua “de por vida”.

En tanto, los que no cobran el bono – más de 2 millones de jubilados y pensionados- no tienen ninguna compensación y absorben, con una baja en términos reales de sus haberes, la pérdida completa ante la inflación.

Sin considerar los bonos, la evolución de los aumentos versus la inflación fue:

Entre septiembre 2017 (base que se toma por el cambio de la movilidad durante el Gobierno de Mauricio Macri) y diciembre 2019, con otra fórmula de movilidad, las jubilaciones y pensiones y demás prestaciones sociales tuvieron un deterioro del 19,5% en relación con la inflación.

En 2020, ya con Alberto Fernández, con los aumentos diferenciados por decreto, las jubilaciones y pensiones aumentaron entre el 35,3% y el 24,3% versus una inflación del 36,1%. Una pérdida de entre el 0,6% y el 8,7%.

En 2021, con una inflación del 50,9%, punta a punta, los aumentos fueron del 52,7%. Una mejora del 1,2%.

En 2022, los aumentos fueron del 72,5% versus una inflación del 94,8%. Una pérdida del 11,5%.

NE

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