El Papa Francisco trabaja en su legado progresista

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Sin dudas, el Papa Francisco se está moviendo para apuntalar su legado progresista a medida que aumentan sus problemas de salud, haciendo nombramientos clave que podrían dar forma

a la Iglesia Católica más allá del final de su pontificado. Luego de hospitalizaciones en marzo y junio, el Papa nombró a un nuevo jefe doctrinal del Vaticano, miembros de un sínodo del Vaticano que podría considerar cambios importantes en el gobierno y la enseñanza de la iglesia, y miembros adicionales en el organismo que elegirá a su sucesor.

Jorge Bergoglio, a sus 86 años, que ha tenido dos operaciones de cirugía intestinal en los últimos años, y ahora usa a menudo una silla de ruedas, como se lo vio en su viaje a Portugal. “Es un hombre que tiene prisa, y está dando los toques finales a este proceso largo y gradual de cambiar la iglesia”, resumió Robert Mickens, editor en inglés de La Croix International, una publicación católica.

Jóvenes

Cuando el Papa Francisco hizo su primer viaje al extranjero, a Río de Janeiro para la Jornada Mundial de la Juventud en 2013, instó a los jóvenes a hacer un “lío”, a sacudir las cosas aunque eso motivara el enojo de algún obispos. Ahora, mientras se desarrollaba otra edición de la Jornada Mundial de la Juventud, en Lisboa, Portugal, Francisco volvió a su propio consejo.

Papa Francisco

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Tras una década como Papa, Francisco acelera su agenda de reformas y hace cambios que muchos consideran revolucionarios en la curia y la política vaticana. Sin la sombra del Papa Benedicto XVI, quien murió hace siete meses, y tras recuperarse de una segunda cirugía intestinal, Bergoglio encara una frenética segunda mitad de año, quizás consciente de que su tiempo es limitado para solidificar los cambios que cree necesarios para la Iglesia del siglo XXI.

“La sensación que tengo es que esta es la fase de consolidación del pontificado”, apuntó el biógrafo papal Austen Ivereigh, un hombre cercano al Sumo Pontífice. “Él está sentando las bases para el futuro”, agregó. Y no hay mejor lugar para exhibirlo que en una Jornada Mundial de la Juventud. Se espera que la manifestación internacional que San Juan Pablo II lanzó en 1986 para impulsar a los jóvenes católicos en su fe, atraiga un millón de personas en el primer evento pospandemia de este tipo.

Fotogaleria El papa Francisco saluda a los asistentes a su llegada en el papamóvil para la audiencia general en la plaza de San Pedro del Vaticano

Y que los temas principales de la agenda sean preocupaciones perennes, como la justicia social y el cambio climático, aunque seguramente hace algunos párrafos para la guerra en Ucrania. Un adelanto de los temas que cruzarán el gran sínodo en el Vaticano de octubre, que incluiría temas tan candentes como el lugar de los católicos LGBTQ+ y las mujeres en la Iglesia: por primera vez contará con presencia femenina y jóvenes, votando propuestas junto a los obispos. “Creo que el Papa Francisco sintió que el cambio ya está maduro”, reflexionó la monja Nathalie Becquart, una de las organizadoras del sínodo.

Recambio

Para implementar su visión en el sínodo, Francisco ha estado nombrando recientemente una gran cantidad de obispos inusualmente jóvenes, para arquidiócesis claves como Buenos Aires, Madrid y Bruselas. Y ha elevado a varios cardenales de 50 años, y en algunos casos de 40 años, incluido el obispo auxiliar de Lisboa, que está organizando la Jornada Mundial de la Juventud.

Poner a clérigos jóvenes en posiciones importantes asegura el liderazgo de una generación afín en el Vaticano, con el objetivo de sostener en el tiempo un cambio progresista en la Iglesia. Mientras la generación anterior de obispos y cardenales se extingue. Este plasmar el legado va de la mano con el nombramiento del nuevo zar doctrinal del Vaticano, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, de 61 años. “Él está proponiendo una iglesia más inclusiva, más respetuosa de las diferentes formas de vivir, incluso de pensar”, marcó Fernández en una entrevista.
“En Lisboa, me gustaría ver una semilla para el futuro del mundo”, se entusiasmó Francisco. “Un mundo donde el amor esté en el centro, donde podamos sentir que somos hermanos y hermanas”.

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Su deseo se hizo eco en muchos sentidos de sus palabras en la Jornada Mundial de la Juventud de 2013 en Río, que ahora parecen proféticas al delinear muchos de los mensajes pastorales clave que Francisco ha enfatizado durante la última década. En una exhortación espontánea e improvisada a una reunión de peregrinos argentinos que se organizó a el último minuto, Francisco instó a los jóvenes a salir a las calles, difundir su fe y “hacer un lío”. “Quiero ver que la Iglesia se acerque más a la gente”, dijo Francisco entonces, hablando en castellano. “Quiero deshacerme del clericalismo, lo mundano, este encerrarnos en nosotros mismos, en nuestras parroquias, escuelas o estructuras”, agregó.

Al darse cuenta de la naturaleza radical de su mensaje, Francisco se disculpó con los obispos por lo que estaba a punto de suceder, un pedir perdón pero no permiso, que se reflejó en los 10 años transcurridos desde entonces.
“La verdadera reforma de la Iglesia, no es una revolución que trae algo completamente externo”, insistió sobre la agenda de Francisco la monja francesa Becquart. La revolución se orquestará desde adentro, con una nueva camada de cardenales, obispos y monjas en la toma de decisiones.

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El Papa Francisco celebra un encuentro con voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Alges, a 10 km de Lisboa. | Foto:MARCO BERTORELLO / AFP

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