Elecciones en Ecuador: el narcotráfico, un protagonista siniestro que vota con balas

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Las presidenciales y legislativas de este domingo en Ecuador serán recordadas posiblemente como las elecciones del miedo, la violencia y la marca sangrienta de los grupos del narcotráfico, cada vez más presentes

y poderosos en el país.

Los carteles de la droga se convirtieron en protagonistas indiscutidos de esta campaña luego del asesinato, a manos de sicarios, de uno de los aspirantes a la presidencia, Fernando Villavicencio, quien había denunciado vínculos entre estas bandas y el poder político.

Los actos de cierre de campaña, esta semana, mostraron postales nunca vistas en el país: candidatos enfundados en chalecos antibalas, en medio de imponentes despliegues de custodios y guardias armados.

La imagen más impactante fue tal vez la de Christian Zurita, hombre de confianza de Villavicencio, periodista como él, quien prometió asumir el legado de seguir denunciando la corrupción enquistada en el poder y la connivencia entre las fuerzas de seguridad y las mafias del narcotráfico que desde las cárceles del país manejan los hilos del crimen organizado.

El candidato Christian Zurita, en su cierre de campaña, el jueves en Quito. Foto: AFP
El candidato Christian Zurita, en su cierre de campaña, el jueves en Quito. Foto: AFP

Zurita apareció en el escenario de la tribuna de los Shyris, en el parque La Carolina, en la zona norte de Quito, con casco militar y chaleco, escoltado por un enjambre compacto de policías y custodios de civil. “No tengo mucho tiempo”, dijo nervioso a sus seguidores. Había advertido poco antes que su vida corría tanto peligro como la de Villavicencio.

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El crimen del periodista que por primera vez se presentaba a la presidencia desnudó una realidad que vive Ecuador desde hace al menos tres años y que instaló al país en el centro de las miradas internacionales. Muchos señalan las similitudes con Colombia y México, donde las mafias del narcotráfico marcan presencia desde hace décadas.

Durante años, Ecuador mantenía el discurso de ser un país solamente de tránsito en la ruta internacional de la droga, por su ubicación geográfica estratégica entre dos grandes productores, Perú y Colombia. Pero la porosidad de sus puertos sobre el Pacífico y la ausencia de controles favorecieron la entrada de grupos que extienden su capacidad de manejar las redes criminales con impunidad.

Los tentáculos del crimen organizado


“Hay una infiltración del crimen organizado en las fuerzas del Estado”, aseguró a Clarín Luis Córdova Alarcón, director del programa de Orden, Conflicto y Violencia de la Universidad Central del Ecuador. “El gobierno de Guillermo Lasso está capturado por estructuras mafiosas que están haciendo negocios”, agregó.

Según Córdova Alarcón, “el asesinato de Villavicencio muestra la intención de quitar un estorbo, porque él había denunciado vínculos entre políticos y el crimen organizado. Las estructuras de connivencia entre el Estado y las mafias vienen desde hace largo tiempo, pero ningún gobierno desde Rafael Correa hasta ahora tomó medidas para revertir esto”.

Christian Zurita, el repentino candidato, también mostró esa convicción en un encuentro con la prensa extranjera días atrás en Quito: “La policía sabe todo”, dijo, en referencia a los autores del crimen del candidato.

Fernando Villavicencio, en un acto de campaña en Quito, minutos antes de ser asesinado, el 9 de agosto. Foto: EFE
Fernando Villavicencio, en un acto de campaña en Quito, minutos antes de ser asesinado, el 9 de agosto. Foto: EFE

Villavicencio, conviene aclarar, no fue la única víctima. El 23 de julio pasado, el popular alcalde de la tercera ciudad más grande del país, Manta, fue asesinado también a tiros en un recorrido por un barrio de gran movimiento. Agustín Intriago era conocido por sus abiertas declaraciones y acciones de lucha contra el crimen.

Durante la campaña para las elecciones municipales de febrero en Ecuador hubo al menos 15 ataques dirigidos a los entonces candidatos, la mayoría en las provincias costeras de Manabí y Esmeraldas, donde según las autoridades hay más presencia de bandas del narcotráfico. En la carrera para los comicios de este domingo también hubo denuncias de candidatos a diputados de ataques contra sus vehículos o lugares de reunión.

Este mismo sábado otro candidato a presidente, Otto Sonnenholzner, denunció un tiroteo cerca de donde desayunaba con su familia, en Guayaquil. Y Francisco Tamariz, alcalde de La Libertad, en la provincia costera de Santa Elena, anunció que su camioneta había sido atacada a balazos el viernes a la noche.

Apenas horas después del homicidio de Villavicencio en Quito, la policía arrestó en un ampuloso operativo a seis hombres de nacionalidad colombiana. Y días después el gobierno de Lasso ordenó el traslado a una prisión de máxima seguridad de José Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, considerado el criminal más peligroso de Ecuador.

Es el cabecilla de la mafia de Los Choneros, que disputa el poder con Los Lobos, dos bandas vinculadas a los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.

“Fito”, justamente, había sido mencionado por Villavicencio en sus investigaciones contra el crimen organizado, y el capo de la droga lo había amenazado públicamente.

Operativo policial en una calle de Guayaquil, Ecuador, este sábado. Foto: EFE
Operativo policial en una calle de Guayaquil, Ecuador, este sábado. Foto: EFE

Guerra narco en las cárceles


El gobierno atribuye la violencia que se inició en las cárceles, con un motín sangriento simultáneo en tres centros penitenciarios en 2021 que dejó 79 presos asesinados, a la muerte un año antes de Jorge Zambrano, alias “Rasquiña”, líder de los Choneros. Escaló así a niveles impensables la disputa por el poder entre los grupos criminales.

Desde entonces hubo más de una decena de enfrentamientos en las cárceles que dejaron algo más de 400 presos muertos. La violencia saltó a las calles, donde crecieron los secuestros, asesinatos, robos y extorsiones que sumergieron a la población en un clima de pánico y desprotección.

En lo que va de 2023, se registraron unas 3.600 muertes violentas, luego de que 2022 cerrara con la cifra más alta en la historia de Ecuador con 4.600. Ya era el doble que en 2021, cuando se registraron 2.300. En 2020 se habían contabilizado 1.011 asesinatos, y en 2019 fueron 890.

Los familiares de Villavicencio demandaron este viernes al gobierno de Lasso y a los jefes policiales por “asesinato por omisión dolosa”, por no garantizar la protección del candidato, que había sido amenazado por criminales incómodos con sus denuncias periodísticas.

Y aunque el Ejecutivo expresó enseguida su “total rechazo” a la denuncia, las sospechas y la desconfianza se extienden tanto como el miedo en Ecuador.

Quito, enviada especial

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