Una carta recientemente descubierta en los Archivos del Vaticano sugiere que el Papa Pío XII, que gobernó la Iglesia católica durante la Segunda Guerra Mundial, conoció información detallada, proveniente de un
jesuita alemán de confianza, sobre los hasta 6.000 judíos y polacos que eran ejecutados diariamente en cámaras de gas en la Polonia ocupada por los nazis.
La carta, reproducida este fin de semana en el diario italiano Corriere della Sera, aparecerá en un libro sobre los archivos recién abiertos del pontificado de Pío XII (1939 a 1958), recopilados por Giovanni Coco, investigador y archivero de los archivos apostólicos del Vaticano. Fechada el 14 de diciembre de 1942, estaba dirigida al secretario privado de Pío XII, un colega jesuita alemán llamado reverendo Robert Leiber, y firmada por el sacerdote jesuita alemán Lothar Koenig.
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Escrita en alemán, la carta se dirige a Leiber como "Querido amigo" y continúa informando que los nazis mataban cada día hasta 6.000 personas, "sobre todo polacos y judíos" en "los hornos de las SS" en Rava Ruska, una ciudad de la Polonia de antes de la guerra que hoy se encuentra en Ucrania, y los transportaban al campo de exterminio de Belzec.
Según el monumento de Belzec inaugurado en 2004, un total de 500.000 judíos murieron en el campo. El sitio web del monumento informa que hasta 3.500 judíos de Rava Ruska ya habían sido enviados a Belzec a principios de 1942 y que del 7 al 11 de diciembre el gueto judío de la ciudad fue liquidado.
“En el lugar fueron fusiladas entre 3.000 y 5.000 personas y entre 2.000 y 5.000 fueron llevadas a Bełżec”, dice el sitio web.
Giovanni Coco dijo al diario Il Corriere que la carta es importante porque representaba correspondencia detallada sobre el exterminio nazi de judíos, incluso en hornos, de una fuente eclesiástica informada en Alemania que era parte de la resistencia católica anti-Hitler y que pudo obtener información que de otro modo sería secreta.
"La novedad y la importancia de este documento provienen de este hecho: que sobre el Holocausto, ahora existe la certeza de que Pío XII estaba recibiendo de la Iglesia católica alemana noticias exactas y detalladas sobre los crímenes perpetrados contra Judíos", dijo el historiador.
Sin embargo, Coco señaló que Koenig también instó a la Santa Sede a no hacer público lo que estaba revelando porque temía por su propia vida y la de las fuentes de la resistencia que habían proporcionado la información de inteligencia. Cuando se le preguntó si la carta demostraba que Pío lo sabía, el archivero respondió: "Sí, y no sólo a partir de entonces".
La fecha de la carta de Koenig es significativa porque sugiere que la correspondencia de un compañero jesuita de confianza llegó a la oficina de Pío XII en los días posteriores al vaciado del gueto, y después de que el Papa hubiera recibido múltiples notas diplomáticas y visitas de una variedad de enviados de gobiernos extranjeros desde agosto de 1942 en adelante con informes de que hasta 1 millón de judíos habían sido asesinados hasta ese momento en Polonia.
Si bien no se puede estar seguro de que Pío haya visto la carta, Leiber era su principal asistente y había servido al Papa cuando era embajador del Vaticano en Alemania durante la década de 1920, lo que sugiere una estrecha relación de trabajo, especialmente en asuntos relacionados con Alemania.
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"Como líder moral, Pío XII debe ser considerado un fracaso"
Durante décadas, los historiadores estuvieron divididos sobre la actuación de Pío XII, que fue el cardenal Eugenio Pacelli y diplomático de la Santa Sede en Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial.
Los partidarios del Papa insisten en que utilizó una "diplomacia silenciosa" para salvar vidas judías, mientras que los críticos dicen que permaneció en silencio mientras el Holocausto arrasaba. Algunos aseguraron que salvó a decenas de miles de judíos italianos ordenando a los conventos que abrieran sus puertas para recibirlos.
Para otros historiadores, Pío XII -coronado Papa en 1939 y fallecido en 1958- podría haber condenado con más fuerza la masacre de judíos por parte de los nazis, pero creen que no lo hizo por precaución diplomática y para no poner en peligro a los católicos en los países de Europa ocupados por Alemania.
Otros críticos del Papa argumentan que, con su considerable autoridad moral, hablar en contra de los nazis podría haber influido en que los católicos alemanes se alejaran del régimen.
Muchos concluyen que si bien este Papa pudo haber desaprobado el antisemitismo de Hitler, también fue producto de la enseñanza católica tradicional antijudía hasta el Concilio Vaticano II de 1962 a 1965, que transformó positivamente las relaciones católico-judías. Por lo tanto, los judíos no eran la prioridad de este Papa, que en cambio estaba preocupado por el destino de los católicos y se oponía ferozmente al comunismo, argumentan.
Según el libro El Papa en guerra, del antropólogo ganador del premio Pulitzer David Kertzer, un alto funcionario de la secretaría de Estado, monseñor Domenico Tardini, dijo al enviado británico al Vaticano a mediados de diciembre que el Papa no podía hablar sobre las atrocidades nazis porque El Vaticano no había podido verificar la información. "Como líder moral, Pío XII debe ser considerado un fracaso", escribió el historiador.
La percepción de pasividad de Pío fue fomentada en parte por una obra de teatro, "El vicario", del dramaturgo alemán Rolf Hochhuth en 1963, que luego fue adaptada por el director griego Costa-Gavras en la película de 2002 "Amén", que mostraba al pontífice como un hombre débil. La controversia además dio lugar a docenas de libros, incluidos bestsellers como "El Papa de Hitler" de 1999, de John Cornwell.
Proveniente de la nobleza romana, el cardenal Eugenio Pacelli fue nuncio papal -embajador de la Santa Sede- en Alemania entre 1917 y 1929, en pleno ascenso de Adolfo Hitler al poder. En 1930, Pacelli fue nombrado Secretario de Estado, el puesto número dos dentro del Vaticano y tres años más tarde firmó un concordato con la Alemania hitleriana sobre las relaciones entre las autoridades alemanas y la Iglesia. Su Papado se extendió desde su elección a la muerte de Pío XI, en 1939, hasta su fallecimiento en 1958.
El Papa Francisco abrió los archivos de Pío XII porque "la Iglesia no tiene miedo a la historia"
La revelación de la carta socava el argumento del Vaticano de que el pontífice no podía verificar los informes diplomáticos sobre las atrocidades nazis para denunciarlas y podría aumentar el debate sobre el legado de Pío XII y su estancada campaña de beatificación.
Mientras que otros papas como Juan Pablo II fueron canonizados como santos, el primer paso del proceso, el proceso de beatificación de Pío XII tuvo obstáculos: comenzó en octubre de 1967 y fue relanzado en 2009 por el Papa Benedicto XVI, que lo proclamó "venerable", el primer paso hacia la santidad con la condición de que se reconociera un milagro, una decisión que provocó protestas entre las organizaciones judías.
Un año después, Benedicto llamó al Papa Pío XII "uno de los grandes justos, que salvó a los judíos más que nadie". "Él personalmente sufrió enormemente, lo sabemos. Sabía que tenía que hablar, pero la situación se lo prohibía", señaló el fallecido papa. En 2014, el Papa Francisco dijo que tenía "un poco de urticaria existencial" ante los ataques a Pío XII, "un gran defensor de los judíos".
En 2020, llegó la apertura de los archivos del Papa Pío XII. La controversia sobre Pío XII gira en torno a si el jefe de la Iglesia católica, un ex diplomático de la Santa Sede en Alemania, permaneció demasiado silencioso durante el Holocausto y nunca condenó públicamente a los nazis.
El papa Francisco declaró que la Iglesia "no le teme a la historia" al anunciar la apertura de unos 30.000 volúmenes de archivos del papado de Pío XII a los investigadores. "La Iglesia no tiene miedo de la historia. Al contrario, la ama y le gustaría amarla aún más, como ama a Dios", dijo Francisco al personal del archivo. "Así, con la misma confianza de mis predecesores, abro y encomiendo a los investigadores este patrimonio de documentación".
ds