En un gesto "provocador", el canciller británico visitará Malvinas para defender la "autodeterminación" de los isleños

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El conflicto por la Cuestión Malvinas sumó un nuevo capítulo en un año convulsionado. Representantes del gobierno nacional condenaron el gesto provocador del secretario de Asuntos Exteriores de Reino Unido, James

Cleverly, luego de que anunciara que visitará las Islas Malvinas, convirtiéndose en el primer alto funcionario británico en pisar el territorio en disputa desde 2016.

En el último año Cleverly, un férreo defensor del forzado argumento británico sobre "la autodeterminación" de los isleños, puso primera para posicionar los intereses británicos en puntos estratégicos del mundo, entre ellos el Atlántico Sur.

En especial luego de que su par argentino,Santiago Cafiero, le anunciara en la Cumbre del G20 en marzo que anularía el acuerdo Foradori-Duncan firmado en 2016 por considerarlo "lesivo" para el ininterrumpido reclamo argentino por la soberanía y para instar a los británicos a sentarse a negociar.

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James Cleverly.

Poco después, Cleverly tomó cartas en el asunto. Primero visitó Chile en mayo, donde habló sobre la "importancia de Latinoamérica en el nuevo orden global", y mencionó la importancia de los recursos naturales de la región, con énfasis en el litio.

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A esto se suma el "logro" de la diplomacia argentina respecto a la histórica mención a la Cuestión Malvinas (bajo su nombre en español) en la declaración conjunta firmada en julio tras la Cumbre de la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), que provocó la furia de Londres, golpeada a nivel internacional tras el Brexit.

El domingo 1 de octubre, en la previa al debate presidencial en Argentina, Cleverly anunció una visita a las Islas Malvinas en una recepción nocturna durante la Conferencia del Partido Conservador en Mánchester para "defender el derecho" de los isleños "a la autodeterminación" y como excusa mencionó las elecciones presidenciales en Argentina.

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El anuncio de Cleverly y la réplica argentina

"Algunos de ustedes habrán notado que debido a que se avecinan elecciones (en Argentina), están tratando de hacer un poco de demostración de fuerza cuando se trata de la gente de las Malvinas", dijo Cleverly en su discurso, para justificar la visita que podría tensionar las relaciones con Buenos Aires en un momento de volatilidad política y económica.

"Y sólo para recalcar ese punto, voy a aprovechar la oportunidad para visitar las Malvinas para dejar absolutamente claro que en un gobierno conservador se puede confiar para velar por los mejores intereses de este país y de aquellos otros en todo el mundo que dependen del buen gobierno británico", se justificó en tono electoral, considerando la caída del gobierno conservador en las encuestas para las elecciones del próximo año.

Islas Malvinas

La eventual visita de Cleverly sería la primera de un miembro del gobierno británico desde 2016, cuando el entonces secretario de Defensa, Michael Fallon, viajó a las Malvinas. Su anuncio generó la reacción argentina en manos del secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Guillermo Carmona, que resaltó la "provocación innecesaria".

"Como es habitual, cuando a los conservadores británicos se les aproximan elecciones se les da por exhibir el anacrónico y decadente imperialismo colonial", tuiteó el funcionario de la Cancillería, quien anticipó que su visita generará "las formales protestas diplomáticas y el debido repudio".

La "autodeterminación" de los isleños y la postura argentina

Al igual que como hizo con las Islas Chagos, en Mauricio, con Malvinas el Reino Unido dilata la cuestión bajo el principio de la "la autodeterminación de los pueblos" de la ONU, para evitar discutir la soberanía de Malvinas. "Creo en el derecho de los pueblos a la autodeterminación. El pueblo de las islas ha dejado clara su posición", dijo Cleverly cuando anunció su viaje.

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Su postura, en tanto, reafirma la tradición británica de usar argumentos del proceso de descolonización de los pueblos de África y Medio Oriente para justificar la usurpación del territorio en 1833, que implicó el destierro de las autoridades y pobladores argentinos y la implantación de familias británicas para ocupar efectivamente el territorio.

"Las Naciones Unidas han considerado que esta es una situación de colonialismo territorial particular y que, por lo tanto, los habitantes británicos no pueden decidir sobre la cuestión", explicó a DW el jurista Marcelo Kohen, profesor emérito de Derecho Internacional (Ginebra) y experto en Malvinas.

Con estos dos puntos, el Reino Unido, que corre con ventaja por tener el territorio bajo su dominio, ignora el reclamo argentino para sentarse a negociar ante tribunales internacionales, como la Corte Internacional de Justicia. "El Reino Unido prefiere dejar abierto el tema porque tiene el control del territorio", agregó.

"Para que la cuestión Malvinas llegue a la Corte por vía contenciosa, haría falta que ambos estados estén de acuerdo y acepten la jurisdicción de la Corte para resolver su controversia", explicó Kohen, en una entrevista con Perfil.

Argentina, por tanto, esgrime en motivos históricos (la herencia española), símbolos de soberanía que dieron cuenta de la ocupación efectiva y argumentos geológicos que son reconocidos por el derecho internacional.

ds