“Entraron en las casas, cuando mucha gente todavía estaba dormida, a algunos los retuvieron ahí a otros los fusilaron. Otro montón son los que se llevaron. Hay entre los secuestrados, sacados
de la cama, bebés, muchas nenas, señoras ancianas”, relata. El gran problema sobre qué les ha concurrido abruma a los familiares porque hay una enorme cantidad de personas en los hospitales sin identificación y también en las morgues.