Tras el ataque, Bélgica elevó el nivel de alerta a 4, el más alto, que significa amenaza terrorista "grave e inminente" y el alcalde de Bruselas, Philipe Close, anuncó que "los
servicios policiales se movilizan para garantizar la seguridad en nuestra capital y sus alrededores, en colaboración con la ministra del Interior, Annelies Verlinden".