A pesar de los años de advertencias sobre la amenaza de Irán, los esfuerzos encubiertos para sabotear su programa nuclear e incluso los asesinatos
de científicos iraníes, Netanyahu nunca ordenó un ataque militar contra ese país, una decisión que alivió a los funcionarios estadounidenses, que le instaron a no hacerlo, aunque reforzó la opinión entre algunos miembros de la administración Obama de que el líder israelí carecía de valor.