Votar por primera vez a través del tiempo

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Simona, 16 años: “Por el futuro del país”. Simona Mazariego (16) está dentro de ese padrón y en las elecciones primarias (PASO) del 13 de agosto votó por primera vez. Dice

que decidió hacerlo “porque es algo importante, por el futuro del país” y porque lo habló con su familia. “Digamos que no me obligaron, pero me explicaron la importancia de hacerlo”, explica.

Fue a votar junto a su hermana y su mamá a una escuela que queda cerca de su casa, en un barrio del centro de la ciudad de La Plata. Recuerda que para evitar largas filas fueron poco antes del mediodía. Que al entrar al cuarto oscuro observó todo y encontró la boleta con facilidad. “Ya estoy grande”, dice que se dijo en ese momento, antes de ensobrar el papel.

Si bien fue suya la decisión de participar de las elecciones aclara que la política no le interesa “ni un poco”. Y que lo que sabía de los candidatos le fue llegando a través de su familia y lo que veía en la tele, aunque admite que no se informó mucho. Reconoce que con su grupo del colegio casi no hablan del tema, salvo este año y sobre todo después de los debates.

Cuenta que le llamó la atención la manera de tratarse de los políticos, “que se hablaban mal y buscaban más la pelea que hacer sus propuestas”, detalla. Por esas cosas cree que el ambiente de la política es “un poco violento”. Más allá de eso, resalta que la gran mayoría de sus compañeros fueron a votar.

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La última elección siguió el resultado por televisión con la esperanza de que ganase la fórmula que había votado. Ahora no se siente representada en el balotaje, pero igual mantiene la decisión de ir a votar por algo que no había elegido antes. “Todos los votos suman y pueden ayudar”, analiza.

Sobre los dos candidatos que llegaron a la segunda vuelta opina que hay uno de ellos que la convence más que otro, pero tiene dudas con las cosas que plantea y no descarta votar en blanco. “Algunas propuestas de Milei como la venta de órganos no me cierran”, afirma sin titubear. Le preocupa la falta de seguridad en la calle y que los políticos no cumplan con sus promesas.

Simona plantea que cuando sea más grande le “encantaría” irse a trabajar a otro país porque hoy no ve “mucho futuro” en Argentina. Lo que está pasando no le gusta y piensa que en otro lado puede llegar a tener más posibilidades. “Más que nada la inseguridad, estar caminando de noche o de día insegura es lo más feo que te puede pasar”, concluye.

Mientras tanto, el domingo 19 de noviembre, junto a su familia, Simona volvió a salir de su casa un rato antes del mediodía para evitar largas filas y volver a elegir, ahora, a qué presidente prefiere para su país.

“Me fui informando en la escuela, con mi familia y redes”. A Margarita le surgen dudas, muchas dudas y varias certezas. Ella nació en agosto de 2007 en la Ciudad de Buenos Aires y vive en el barrio de Colegiales. Entre sus primeros recuerdos están muy presentes aquellos donde acompañaba a su mamá y papá a votar, era algo que le generaba especial intriga. Pensaba entonces que, en algún momento, le iba a tocar hacerlo y ese día llegó.

Este año cumplió 16 y supo que se encontraba no solo cerca de terminar su escuela secundaria, de empezar a realizar fiestas en su casa y más salidas con amigas hasta altas horas de la madrugada, sino que también tendría la posibilidad de votar por primera vez, de dar ese paso en conjunto con todos los argentinos, que quieren o no cambiar el rumbo del país.

Fue entonces que comenzó a indagar sobre política a sus familiares más cercanos, amigos y profesores de escuela sobre quiénes eran los candidatos a presidente. “Para entender las propuestas de cada uno, me fui informando por charlas en la escuela, mi familia y mucho por las redes sociales” expresa cargada de entusiasmo.

Margarita no sólo se quedó con aquellos videos virales, investigó un poco más y sacó sus propias conclusiones. Informada fue como emitió su primer voto en agosto de este año.

“Sabía que ese pequeño gesto tenía un impacto en el futuro”. Los jóvenes de 16 años pudieron votar por primera vez en Argentina en las elecciones nacionales legislativas de 2013, luego de la sanción de la Ley en 2012. Si se miran las listas en pugna el escenario político era de otro color. El Frente para la Victoria ganó aquella vez, el PRO se presentó solo y el Frente Renovador, el partido de Sergio Massa se presentó solo. Lo que no cambió fue la emoción de votar por primera vez.

Era la primera vez que se implementaba la Ley conocida como “Voto Joven” y, a partir de ese momento, se observó una constante participación de los jóvenes en las elecciones. Martín es un comerciante de Vicente López y recuerda cómo su vida se vio impactada al participar por primera vez en las elecciones de 2013 a la edad de 16 años.

“Votar por primera vez a los 16 años fue realmente emocionante y significativo para mí. Sentí que estaba ejerciendo mi derecho y responsabilidad como ciudadano para contribuir al futuro de mi país.”

Recuerda que sintió “una mezcla de nerviosismo y entusiasmo. Sabía que ese momento era importante y que mi voto tenía el poder de hacer una diferencia”.

De aquel domingo recuerda un momento exacto: desde cuando recibió el sobre, tomó la boleta y se dirigió a la mesa con la urna.

“Fue una sensación de empoderamiento. Sentí que estaba tomando acción y expresando mis opiniones de manera tangible. Sabía que ese pequeño gesto tenía un impacto en el futuro de mi país. Una profunda sensación de orgullo”.

“Sabía que había participado activamente en el proceso democrático y había hecho mi parte para contribuir al desarrollo y progreso de nuestro país.”

A la distancia el primer voto se resignifica.

“Desde aquel día, valoré aún más la importancia de votar y seguir participando en cada elección. Entendí que mi voto tiene el poder de hacer una diferencia y que es fundamental para el desarrollo de nuestra sociedad. Es un derecho y responsabilidad que no tomo a la ligera.”

Con amigas y en bici con un cartelito que decía “Vamos a votar”. Los índices mostraban logros: la pobreza había caído del 52 al 25% y el desempleo de 22% a 9%. El clima de época había dejado el “que se vayan todos” del 2001 y Cristina Fernández de Kirchner estaba por transformarse en la primera mujer presidenta electa democráticamente. En lo social, en 2007, la forma de comunicarse e interactuar entre las personas se vio revolucionada con la aparición de las primeras redes sociales como Fotolog.com, las cuales dieron origen al nacimiento de las tribus urbanas denominadas “floggers” compuestas por “nativos digitales” que abarrotaban las entradas de los shoppings como el Abasto con sus cámaras en mano. En ese contexto muchos jóvenes tuvieron su primer acercamiento al ámbito electoral. Uno de ellos, fue Jezabel, quien en esa época votaba por primera vez.

A los 36 años, recuerda aquel momento. Se despertó temprano y se vistió especialmente para la ocasión. “Fui con amigas, lo tomamos como una aventura, incluso el hermano de una de ellas colgó un cartelito de “Vamos a votar”, en la bicicleta” cuenta entre risas.

Si bien nunca fue una apasionada de la política, a partir de la crisis de 2001 comenzó a ser consciente de lo que eso significaba ya que en ese entonces le tocó ver a su hermana , que ya era independiente,“ pasarla mal” y a su cuñado quedarse sin trabajo .

En su casa nunca se hizo hincapié en temas políticos, pero recuerda que en el año 2002, cuando cumplía 15 años su madre le contó acerca de lo que ocurría en el país y fue en ese entonces cuando conoció la palabra: “Corralito”.

Cuando surgió la candidatura de Cristina en 2007, en su hogar se vivió un clima de euforia y de pasión previo a las elecciones sobre todo entre las mujeres de su familia, representaba la posibilidad de ser representadas por una figura femenina. Pasión que finalmente con los años terminó por extinguirse.

Sobre su experiencia en el cuarto oscuro cuenta que cuando llegó su turno ingresٴó y se encontró con las boletas de los distintos candidatos tal como le había dicho su mamá, se dirigió directamente a la que pertenecía a Cristina Fernández de Kirchner. “Me pareció genial poder darle la oportunidad a una mujer, lo ví desde el lado del feminismo. Además su esposo, Néstor, demostró que el país había empezado a caminar después de la crisis del 2001”.

Luego de emitir su voto cuenta que se sintió parte de la Argentina, y que si bien hoy ya no vive ese evento de la misma forma, sabe que su deber es ir ya que está convencida de que puede ayudar a que las cosas cambien. Sin embargo no volvió a apoyar al mismo movimiento político ya que con el transcurrir del tiempo llegó a la conclusión de que había cometido un error. Hoy fue a votar junto a su hijo, al cual se siente orgullosa de poder mostrarle el proceso y que él tenga la posibilidad de vivirlo también. “Fue ahí, cuando estoy esperando en la fila, cuando me volví a conectar con esa emoción que sentí cuando era chica”.

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