Esta característica de la nueva norma, como informó Clarín tras conocerse el DNU, evidentemente esmerila un poder
que los médicos tienen hace años, y en el mismo movimiento modifica también, en parte, la actividad farmacéutica. Por eso, en vísperas de la entrada en vigencia del decreto, desde la Academia Nacional de Medicina (ANM), la Asociación Médica Argentina (AMA), la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP) y la Academia Nacional de Farmacia y Bioquímica encendieron las alarmas.