El Gobierno y el país, sin programa

Economia
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Con un gobierno sin programa, el país se queda sin programa. ¿Importa? La Argentina tiene una sociedad fuerte que puede hasta prescindir de los gobiernos. Lo probó con los Fernández, y

ensaya este turno anarcoide de Milei. Los 60 días del gobierno se han desangrado en el empeño de imponer el programa de Cambiemos, que el Congreso sepultó por falta de votos. El resultado es un retroceso del oficialismo a la talla original de La Libertad Avanza, 29%, y la construcción, en frente, de una fuerza legislativa de 144 votos que logró la aprobación en general del proyecto de ley ómnibus. Este es un capital que puede aprovechar el oficialismo si Milei opta por encauzar una negociación para la que ha contado con la buena voluntad de sectores legislativos que apoyaron la iniciativa, a condición de no delegar facultades. Lograría ahí lo que busca, que los mercados y los inversores le reconozcan que tiene apoyo político para sostener la gobernabilidad. Si, por el contrario, opta por la ira de campaña, el Gobierno hará más evidente el vacío de poder y la ausencia de programa. Es lo que trasluce la bronca con los gobernadores, a quienes les dice que, con la lapicera y sin ellos ni el Congreso, puede llegar al déficit cero. Si no necesitaba la ley, ¿por qué se enoja hasta con quienes lo apoyan?