Fue el domingo por la madrugada. "Habíamos ido (con María Luisa) a lo de mi prima, que vive a la vuelta, a jugar al bingo", cuenta Celeste y sonríe apenas por
la inocencia de la salida, todavía incrédula de lo que pasaría después. "Estábamos las tres con mi hijo. A eso de las 3 de la mañana él tenía sueño y decidí volver, ella se ofreció a acompañarnos. Volvimos juntas", recuerda en diálogo con Clarín.