Meses después, cuando mis colegas de Pussy Riot y yo fuimos llevadas a juicio por la presunta incitación al odio religioso, ahí, de pie en la sala del juzgado, entre familiares
y activistas, estaba Alexéi.
Meses después, cuando mis colegas de Pussy Riot y yo fuimos llevadas a juicio por la presunta incitación al odio religioso, ahí, de pie en la sala del juzgado, entre familiares
y activistas, estaba Alexéi.