Racing apenas pudo empatarle a Platense en un partido para el olvido

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Jugaban Platense y Racing mientras hablaba Javier Milei en la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso de la Nación. Y ahí hay algo hermoso para destacar: a las miles

de personas que estaban en la cancha del Calamar, a pasos de la General Paz del lado de Vicente López, no les importaba absolutamente nada lo que dijo o iba a decir el presidente de la Nación. Es, más allá de cualquier orientación o pensamiento político, una buena manera de ganar salud: siempre es más conveniente amargarse por el fútbol que por quienes nos gobiernan.

En rigor, momentos para amargarse también hubo en la cancha de Platense. En el primer tiempo, hubo de sobra. Ni el visitante, que venía dulce de festejar en el clásico contra Independiente, ni el local, que estrenaba a la dupla técnica Orsi-Gómez tras la salida de Grazzini, ofrecieron nada. Y lo de “nada” es literal: Racing no llegó al arco, y Platense solo se arrimó.

La prueba de lo que ofreció Racing en esa primera parte quedó en evidenciada en el inicio del segundo, cuando un Costas visiblemente fastidiado hizo entrar a Roger Martínez y a Juanfer Quintero. La foto de los dos colombianos preparados para entrar ilusionaba. La mejora no fue instantánea ni mucho menos, pero al menos a los 12 minutos, Racing construyó una jugada como las que nos viene acostumbrando en los últimos partidos. Roger la agarró, dio una asistencia exquisita y Maravilla Martínez definió bien, pero apenas a un costado del palo. Racing ganó metros en el campo y confianza en el armado de juego, pero no podía –y no pudo– concretar esa sutil mejora en el resultado. Tuvo algún tiro libre de Juanfer, algún pase con su sello que Solari no terminó de resolver, pero nada verdaderamente peligroso para la defensa marrón. Lo pudo haber ganado Platense con un centro que Gabriel Arias calculó mal. El destino, evidentemente, solo ofrecía el cero como única opción.

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