Se intensifica la lluvia, sumada a los truenos y relámpagos, que conforman una escenografía pensada por Los Monos. Un semáforo rojo se hace eterno en la calle Belgrano, rumbo a la
Circunvalación, donde empieza "el otro Rosario". Se produce una mueca de alivio al ver, a la par de nosotros, a un taxi vacío. Proponemos contacto. "No veo canas, no jodamos, es el mismo cuento de siempre --dice el joven chofer--. Claro que tengo miedo, nos mataron a dos la semana anterior, pero si no laburo, no come mi hijo... ¿Pasajeros? Me paran en la calle, pero no les paro ni en pedo, sólo los de radio y los del casino". Verde, seguimos.