ISIS reivindica el ataque terrorista en Moscú: al menos cuarenta muertos

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Al menos cuarenta personas murieron y más de cien resultaron heridas ayer en un ataque seguido de un incendio en una sala de conciertos de un suburbio de Moscú, reivindicado por

el grupo yihadista Estado Islámico.

“El balance provisorio del atentado terrorista perpetrado en el complejo Crocus City Hall es actualmente de cuarenta muertos y de más de cien heridos”, indicaron las fuerzas de seguridad (FSB).

El ataque comenzó en medio de un show del grupo Piknik, en Krasnogorsk, a las afueras de Moscú, cuando los atacantes irrumpieron en el teatro y abrieron fuego contra una multitud. Videos del ataque circularon ampliamente por las redes sociales.

Al menos un hombre fue detenido y unidades especiales de la Guardia Nacional rusa operaban en el sitio del ataque buscando a los autores.

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El grupo Estado Islámico, que ya atacó Rusia en varias ocasiones, reivindicó el asalto e informó en Telegram que sus combatientes “atacaron una gran concentración en las afueras de la capital rusa”.

Ucrania, por su parte, negó rápidamente toda responsabilidad en el ataque. Mykhailo Podolyak, asesor del presidente Volodimir Zelenski, afirmó: “Seamos claros, Ucrania no tiene absolutamente nada que ver con estos acontecimientos. Ucrania nunca usó métodos de guerra terroristas”.

Incendio. Los asesinos, vestidos con ropa de camuflaje y armados con fusiles automáticos, arrojaron una bomba incendiaria que provocó una explosión y un incendio que se extendió por el edificio.

Los servicios de rescate dieron parte de un “grupo de dos a cinco personas no identificadas, con uniformes de combate y armas automáticas”, que “abrieron fuego contra los agentes de seguridad en la entrada de la sala de conciertos”, antes de “empezar a disparar contra el público”.

Las cadenas de actualidad Baza y Mash, cercanas a las fuerzas de seguridad, publicaron videos en los que se ve al menos dos hombres armados que avanzan por el vestíbulo. En distintas secuencias, se ven cadáveres y gente que se precipita hacia la salida.

Según el Ministerio de Situaciones de Emergencia, los bomberos lograron evacuar a un centenar de personas que se encontraban en el sótano.

Más de un tercio de la sala de conciertos se prendió fuego y parte del techo se derrumbó.

“Mi más sentido pésame a las familias de las víctimas. Se encuentran en el lugar dos helicópteros de extinción de incendios. La tarea principal ahora es apagar el fuego que se extendió sobre un área grande”, declaró el gobernador de la región de Moscú, Andrey Vorobyov.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, informó que “el presidente (Vladimir Putin) es constantemente informado por todos los servicios pertinentes sobre lo que está sucediendo y las medidas que se están tomando”.

Las fuerzas rusas bloquearon todas las salidas de la ciudad de Moscú, cancelaron los eventos masivos en la región y recomendaron a los ciudadanos no concurrir a lugares que podrían atraer a multitudes durante las próximas 48 horas.

Estados Unidos transmitió su pésame a las víctimas del “terrible” tiroteo. “Las imágenes son simplemente horribles y duras de ver”, declaró el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.

La Unión Europea se dijo “conmocionada y consternada” por la matanza e indicó que “condena todos los ataques contra civiles”, indicó su portavoz, Peter Stano. Francia, Italia y España condenaron también la agresión.

La Cancillería argentina expresó por su parte “repudio y condena” al atentado.

La portavoz de la Cancillería, María Zajárova, calificó al ataque de “sangriento atentado terrorista” en su cuenta de Telegram: “El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia está recibiendo llamadas de ciudadanos comunes de todo el mundo, ofreciendo sus condolencias tras la horrible tragedia. Ellos también expresan su enérgica condena de este sangriento atentado terrorista. “En estos momentos todos los esfuerzos están dedicados a salvar a las personas que aún se encuentran en el lugar del atentado. ¡Toda la comunidad mundial está obligada a condenar este crimen atroz!”, agregó ayer pocos minutos después del crimen.

Advertencias de EE.UU. A principios de mes, el 7 de marzo, Estados Unidos advirtió sobre posibles ataques terroristas en Rusia. “Los informes de seguimiento indican que extremistas tienen planes inminentes de atacar grandes reuniones en Moscú, incluidos conciertos, y se debe advertir a los ciudadanos estadounidenses que eviten grandes reuniones durante las próximas 48 horas”, había avisado la Embajada en Moscú, luego acompañada por el Reino Unido, dos semanas antes del ataque.

Las autoridades estadounidenses recomendaron a sus ciudadanos evitar viajar a Rusia por los siguientes días. Y, si bien la advertencia fue por las 48 horas siguientes al anuncio, Washington había hecho especial hincapié en que el foco de los ataques serían los conciertos en Moscú, como finalmente ocurrió.

Putin, dos días después de su reelección, y tres días antes de la tragedia, ignoró con desprecio las advertencias y las tildó de “chantaje.

“Permítanme recordarles las recientes declaraciones, francamente provocadoras, de varias estructuras oficiales occidentales, sobre la posibilidad de ataques terroristas en Rusia. Todo eso parece un abierto chantaje absoluto y un intento de intimidar y desestabilizar nuestra sociedad”.

Siniestro antecedente en 2002

S.L.CH

No es la primera vez que terroristas irrumpen en una sala de teatro de Moscú. El 23 de octubre de 2002, cuando Vladimir Putin llevaba apenas tres años en el poder, y la segunda guerra chechena estaba en curso, cuarenta secuestradores entraron en el teatro Dubrovka, a sala llena, y tomaron como rehenes a más de 800 personas, entre actores, técnicos y público que miraban el musical Nord-ost.

Los atacantes eran separatistas chechenos que exigían la retirada de las tropas rusas de la región. Estaban armados con pistolas y rifles, llevaban granadas en sus cinturones y esparcieron explosivos por el teatro. Los secuestradores dijeron que estaban listos para matar a diez rehenes, por cada checheno caído.

Uno de los líderes de la toma del teatro dijo en una entrevista: “No tenemos nada que perder. No hay vuelta atrás. Hemos venido a morir. Nuestro lema es la libertad y el paraíso. Ya tenemos libertad porque hemos venido a Moscú. Ahora queremos estar en el paraíso”.

Luego de cuatro días de manifestaciones, intervenciones médicas y negociaciones inútiles en las que se involucraron periodistas y figuras públicas, las fuerzas rusas inyectaron gases narcóticos en el teatro con el objetivo de dejar sin capacidad de reacción a los secuestradores. En consecuencia, 130 rehenes murieron asfixiados.

Los cuarenta atacantes, todos abatidos, tenían, en su mayoría, poco más de 20 años. Las mujeres que formaron parte del secuestro se cree que eran viudas de chechenos que murieron a manos de los rusos.

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