El asesino de la peluquería de Recoleta sorteó 15 mil cámaras y ya lleva más de 380 horas prófugo

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Luis “Abelo” Guzmán (43) lleva más de 840 horas prófugo de la Justicia. Fue visto por última vez el miércoles 20 de marzo a las 8 de la noche en la

peluquería Verdini, del barrio porteño de Recoleta, cuando ejecutó de un disparo a su compañero de trabajo Germán Gabriel Medina (33). Desde entonces poco se sabe de su destino.

El gobierno nacional no ofrece recompensa por su captura. No hay circular roja de Interpol y sus datos no aparecen en el Registro Nacional de Reincidencia ni en el Programa Nacional de Coordinación para la Búsqueda de Personas.

Abelo no es un narco ni un criminal que cuente con cobertura policial, pero increíblemente los distintos grupos operativos que lo buscan no pueden dar con él. ¿Es tan fácil escapar de la Ciudad de Buenos Aires después de cometer un crimen en pleno barrio de Recoleta?

La Ciudad cuenta actualmente con más de 15 mil cámaras de seguridad que cubren casi el 75% del territorio y además posee 805 lectoras de patentes en distintas avenidas y puntos estratégicos.

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Guzmán escapó corriendo de la peluquería ubicada en la calle Beruti 3017. Hizo tres cuadras hasta llegar a la avenida Coronel Díaz. Allí dobló a la izquierda, pasó por el shopping Alto Palermo y llegó hasta la calle Charcas, donde aparentemente se le pierde el rastro.

Como la causa sigue bajo secreto de sumario (esta semana el juez Javier Sánchez Sarmiento, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 44, prorrogó diez días más el secreto) y las partes no pudieron acceder al expediente, no trascendió si el acusado efectivamente abordó su auto ni el rumbo que tomó después.

Por estas horas, los investigadores del caso manejan dos hipótesis: que alguien lo está cubriendo o que se quitó la vida para evitar ser detenido.

El video del crimen fue reproducido millones de veces y su rostro difundido en sitios web, redes sociales, diarios y noticieros. Cuesta creer cómo hizo Guzmán para no ser detenido. Si efectivamente planificó el crimen con antelación tuvo que pensar en cómo escapar, adónde dirigirse y cómo mantenerse oculto durante las primeras horas, siendo que además no cuenta con recursos económicos suficientes como para permanecer mucho tiempo en calidad de prófugo.

Lo cierto es que por el momento no hay una pista firme. Se lo busca en la Ciudad de Buenos Aires, donde esta semana la Policía allanó un departamento del barrio porteño de Once, en el conurbano bonaerense y también en la provincia de Santiago del Estero, donde vive su mamá y donde aparentemente se estaba construyendo una casa.

De acuerdo a los voceros, Abelo tenía domicilio en la localidad de Merlo pero no siempre dormía allí. Lo que creen es que de lunes a viernes se quedaba en un monoambiente de la calle Paso y los fines de semana regresaba a Merlo. Hasta el momento todos los operativos dieron negativo.

Para estar prófugo se necesita dinero. Guzman perdió su principal ingreso y los investigadores monitorean sus cuentas para detectar movimientos que puedan arrojar alguna pista para dar con él.

Operativos. El acusado vivía en la localidad bonaerense de Merlo y tiene familiares en la Ciudad de Buenos Aires, Ituzaingó y hasta en la provincia de Santiago del Estero. En los domicilios que presuntamente frecuentaba no lo encontraron pero los detectives sospechan que su círculo familiar más cercano podría estar protegiéndolo, algo que su madre negó rotundamente esta semana.

“Lo que le pido es que se ponga la mano en su corazón, y que la ponga también en el mio, y se entregue. Yo no puedo decir por qué lo hizo. Yo no soy nadie para juzgar a nadie.Nunca me ha traído problemas”, dijo la mujer.

Abelo tiene cinco hermanos, varios primos y pocos amigos. La División Homicidios de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires está abocada a su búsqueda junto con el gabinete de Búsqueda de Prófugos y la Policía de Buenos Aires.

El acusado trabajaba como alisador en la peluquería Verdini. Los investigadores están convencidos de que planificó el crimen con antelación porque había perdido clientes y horas de trabajo desde que llegó Medina.

La víctima se sumó al staff de la peluquería hacía poco más de un año y, si bien su tarea era la de colorista, había tenido varios roces con Guzmán. Los testigos coincidieron en que la relación entre el asesino, sus compañeros y el dueño no era buena, pese a la cantidad de años que hacía que trabajaba. Guzmán era el empleado con mayor antigüedad. Otro dato es que el tirador había dejado de trabajar los martes porque varias clientas se habrían quejado de sus reacciones.

Además, trascendió que el dueño pensaba mudarse a un nuevo local en el shopping Alto Palermo y aparentemente tenía decidido no contar más con sus servicios. Para no dejarlo en la calle, le habría propuesto que se quede con el negocio de Recoleta, pero de manera particular. Todos estos datos coinciden en un punto: la relación comercial de Guzmán con sus compañeros y el empleador estaba rota hace rato.

El crimen. Abelo ejecutó a su compañero cuando la peluquería de la calle Beruti había cerrado sus puertas. Adentro habían quedado el dueño, Facundo Verdini; el encargado del local, Charly Azorín; el colorista Germán Medina y Noelia, una empleada nueva. Eran las 20.07.

Menos el alisador, todos estaban tomando cerveza y sentados en una suerte de ronda. En el video de la cámara de seguridad, Guzmán parece callado hasta que en un momento interviene y empieza a discutir con Verdini. Cuando saca el arma de la cintura increpa varias veces a Medina, quien parece no inmutarse demasiado. El agresor hace ademanes con su mano izquierda y lo señala varias veces. 51 segundos después le apunta a la cabeza y lo mata de un disparo.

Lo que sigue después es confusión, pánico, desesperación. Guzmán corre en dirección a la salida y casi todos buscan refugio porque temían que el alisador siguiera disparando. Los testigos del crimen están angustiados y con miedo porque el homicida no aparece. La peluquería sigue cerrada porque todos temen que Guzmán pueda volver.

“Estamos igual que al principio”

El novio de la víctima, Julio Mendoza, confía en que tarde o temprano el homicida va a aparecer. “Todos estos días fueron bastante movilizantes. Es una mezcla de muchos sentimientos, ¿no? El dolor de la pérdida, la injusticia, la impunidad. No saber qué fue lo que realmente pasó. Todo eso hace que tengamos muchos sentimientos por ahí encontrados”, aseguró.

“Confiamos en que va a aparecer el asesino. Sí vemos que es un poco lento por ahí el accionar de la policía o los allanamientos. La verdad es que eso, no sé, nos parece un poco raro. Allanamientos por ahí a la casa de los hermanos. Desde nuestra parte, lo que pedimos es que se agilicen mucho más las cosas, porque se cumplieron ya dos semanas de lo que pasó con Germán y estamos prácticamente igual que al principio”, amplió a dos semanas del crimen, en declaraciones a Canal 13.

Sobre la investigación indicó que están al tanto de los allanamientos pero que no saben mucho más. “Sé que se hicieron allanamientos en la casa donde vivía él. Tenía varios domicilios, por lo que entendí, o sea, donde alquilaba, donde decía que se quedaba. Se quedaba también en la casa del hermano. Todos los allanamientos, igual, dieron negativo”, precisó.

Para la pareja de Germán es claro que el asesino “no está solo”. “Eso es algo que me da mucha impotencia, porque solo no se podría esconder tanto tiempo. Es evidente que alguien lo está ayudando, obviamente, no se puede esconder, no podría ni alimentarse estando solo”, aseguró.

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