"Si, si, si... tomá, tomá, tomá", se apuraba la mujer en pleno llanto y ataque de pánico para entregarle la recaudación del día y que terminara de una vez con semejante
suplicio. "Los de mil, dame los de mil", insistió enérgico el delincuente.
"Si, si, si... tomá, tomá, tomá", se apuraba la mujer en pleno llanto y ataque de pánico para entregarle la recaudación del día y que terminara de una vez con semejante
suplicio. "Los de mil, dame los de mil", insistió enérgico el delincuente.