Marcelo Melo, director del Hospital de Clínicas "José de San Martín", indicó que la reducción de la actividad en un 75% llevó a priorizar algunos casos de fractura, infecciones y oncológicos.
Marcelo Melo es doctor especializado en Traumatología y Director General del Hospital de Clínicas. El recorte de fondos que puso en marcha el Gobierno Nacional puso también en jaque el funcionamiento del Hospital de Clínicas, que está al borde de quedarse sin presupuesto.
El evento de la mañana será el abrazo al Hospital de Clínicas. Me gustaría su balance de la situación allí y el prólogo de lo que será el abrazo.
La verdad es que es una situación compleja que vive el hospital. Obviamente, estamos literalmente sin presupuesto. Tenemos el presupuesto del año pasado, con una inflación de casi 300%. Eso equivale casi a un 25% de lo que precisamos para el funcionamiento normal del hospital. La situación es compleja porque el hospital, la verdad que sin insumos, sin medicamentos, sin descartables, no puede funcionar, eso es el consumo diario. Y entonces nos vemos obligados a restringir la actividad del hospital a un 25%.
La verdad que no sabemos cómo estamos haciendo porque es muy difícil para los médicos que estamos formados para ayudar a la gente, tratar enfermedades, tener que estar limitando la atención, eligiendo qué tipo de patología vamos a tratar, dándole prioridad a las infecciones, a las fracturas, a los oncológicos. Y así ni siquiera podemos abarcar todo eso porque son todas patologías que requieren una compra de insumos, de medicamentos que son de alto costo.
¿Cómo ve usted la problemática conjunta de, por un lado, el hospital público, las prepagas y los aumentos de los medicamentos tres veces por encima de la inflación?
El sistema de salud está en crisis en todos los estados, y más en un hospital público donde ese médico que atiende al paciente habitualmente viene o gratis o viene por un honorario que seguramente está por debajo de la línea de pobreza y así todo le da una tensión. Entonces, la verdad es que es muy complejo. Y cuando uno tiene que enfrentar, desde el punto de vista del hospital, la compra de esos insumos, el medicamento que valía un peso ahora vale 10 pesos.
Hospital de Clínicas.
El último ejemplo fue el de un aparato de hemodinamia que tenemos para hacer estudios y cirugías percutáneas cardíacas, que pagamos de seguro el año pasado un millón de pesos por mes y ahora el seguro son 13 millones de pesos por mes. Solamente un aparato.
Pablo Corso: ¿Qué patologías atienden principalmente en el hospital? Para conocer el riesgo que se corre en caso de que las cosas salgan mal en el corto plazo.
En el Hospital de Clínicas, como tiene una jerarquización muy importante, habitualmente manejamos patologías de alta complejidad y de baja prevalencia, que son patologías que son extremadamente complejas, que habitualmente son pacientes que vienen rebotados de varios lugares, pero para enfrentar ese tipo de patología uno requiere unos recursos que no tenemos.
En la actualidad, el porcentaje de la población del hospital, el 50% de la gente está sin cobertura. Un 30% es la gente de PAMI y después un 15-20% son de otras obras sociales. Entonces, para hacer frente a ese tipo de caudal de gente que viene, supuestamente tenemos que tener un presupuesto acorde, por lo menos al ritmo de la inflación, ni siquiera pensando que uno tendría que plantearse una inflación un poco más importante.
PC: ¿Cuándo dice "rebotado" se refiere a gente sin cobertura? ¿Es gente que quizás viene de una guardia colapsada?
Sí, porque a veces son pacientes que tienen una consulta habitual, pero habitualmente los pacientes que vienen al hospital tienen patologías más complejas, patologías que requieren un cierto entrenamiento. Entonces, después, cuando llegan al hospital, son pacientes que al hospital le insumen costos muy grandes, porque son enfermedades donde el tratamiento específico requiere sí o sí insumos, medicamentos de alta complejidad.
El tuit de Luis "Toto" Caputo sobre las prepagas.
Por ejemplo, hay pacientes que vienen y requieren la administración de gammaglobulina, que es una medicación que cada ampolla vale un millón de pesos. Y ese paciente que viene caminando, que se interna, requiere por ahí 12 o 15 de esas ampollas. Entonces, obviamente eso es casi imposible de enfrentarsi no tenés un presupuesto acorde.
PC: ¿También tuvieron que restringir el uso de electricidad y gas, como está pasando en edificios de la UBA?
Tuvimos que empezar a replantear lo que es toda la parte de la seguridad del hospital. Para la parte de la empresa de vigilancia obviamente tenemos que enfrentar otros gastos, con la empresa de limpieza también. Próximamente vamos a tener que restringir la parte, que es muy difícil en un hospital restringir, que es la parte eléctrica. Si suspendemos los ascensores la gente está enferma y no puede subir, si suspendemos la luz la gente está internada, entonces es muy complejo. Ahora cuando venga la época de frío no sé qué va a pasar con el gas. El año pasado pusimos calderas nuevas, estábamos muy contentos con las nuevas calderas, ahora tenemos que ver si la vamos a poder usar.
Mencionaba las dificultades que tiene un médico en tratar de decidir con cabeza de economista. Un expresidente de Telefónica me decía que el peor oficio del mundo era administrar un hospital, por las dificultades que implicaba la toma de decisiones. Paralelamente, ¿no hay sindicatos de médicos?
Ese es un gran defecto que tenemos los médicos, no tenemos un sindicato. O sea, tenemos mucha fuerza de voluntad, mucho trabajo por lo que a uno le guste y ama, pero no tenemos una agrupación que nos defienda.
