Oscar Martínez, diario íntimo de una mudanza a España: cómo decidió cambiar de vida y el tesoro de Tato Bores que se llevó

Espectaculos
Lectura

-Muy lindo. Yo corrí por 35 años y me lo cruzaba por Palermo, él caminaba y charlábamos. Una vez, en épocas en que en su programa tenía un brindis mudo al

final por el que pasaron Serrat, Piazzolla, Menotti, me llamó como invitado. No te hacía llamar por la producción, te llamaba él con esa voz única. Todo lo que yo hacía en teatro, Berta, su mujer, lo veía. De hecho, a mi boda anterior estuvieron invitados Berta y Tato. Me acuerdo que yo estaba haciendo El último de los amantes ardientes (1987) con un éxito impresionante, cabeza de compañía y socio del productor, y empezó a venir de la buena. Y Tato fue a ver el espectáculo y cada vez que me lo cruzaba me decía: "¡Cuidá la guita, nene!”. Marina bromea con eso de que Tato ya sabía lo que iba a pasar entre nosotros después y por eso me pedía que cuidara el dinero.