Varias leyes facilitan ese reclutamiento, muchas veces forzoso, pero la última va más allá. Cualquier persona que esté siendo investigada por un delito, esté en prisión preventiva o esperando juicio en
libertad, verá todo el proceso judicial eliminarse si se alista para la guerra. La liberación definitiva de los presos sólo se hará efectiva, dice la reforma, cuando acabe la guerra.