Según indicó el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se trata de una "tragedia climática que aún no ha acabado", ríos que han subido hasta cinco metros y con
al menos 90 muertos y 132 desaparecidos hasta el martes. "El agua está bajando a otros lugares y va a llegar a otros municipios, y eso es muy grave", advirtió el mandatario en una entrevista en la red pública EBC.