Trump aceptó el debate con Kamala, pero hay polémica sobre dónde y cuándo hacerlo

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El equipo de campaña de la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris, acusó ayer a su rival republicano Donald Trump de “jugar” con la fecha del debate

entre ambos, luego de que el magnate afirmara que ya había “acordado” con el canal Fox News para el 4 de septiembre.

Trump “no ha mantenido su palabra” y ha cambiado unilateralmente la fecha y el lugar del debate presidencial, afirmó Michael Tyler, director de comunicación de Harris.

El viernes, el magnate republicano escribió en su red Truth Social que había acordado con Fox News para debatir con Harris el 4 de septiembre, horas después de que la vicepresidenta se asegurara los votos necesarios para ser designada candidata del Partido Demócrata hacia las elecciones presidenciales de noviembre.

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Trump “debe cesar sus jueguitos” y respetar lo acordado previamente con el presidente Joe Biden cuando era el candidato demócrata a la Casa Blanca, presentándose en consecuencia “el 10 de septiembre en ABC”, señaló Tyler.

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“Está asustado” y “trata de retirarse del debate que ya aceptó corriendo directamente a Fox News para que lo rescate”, agregó. “Estaré allí el 10 de septiembre. Espero verlo”, afirmó la propia candidata demócrata ayer en la red social X.

El expresidente respondió subiendo el tono a la polémica: “Kamala Harris no tiene la capacidad mental para hacer un debate REAL contra mí. La veré el 4 de septiembre o no la veré en absoluto”, escribió.

Más temprano ayer, el portavoz de Trump, Steven Cheung, había afirmado que Harris es “demasiado miedosa como para aceptar un debate antes” de la fecha prevista inicialmente, y acompañó su mensaje con un emoji mostrando a una gallina. Según Trump, el debate en Fox News, un canal de reputación conservadora, sería en Pensilvania y en presencia de público.

Trump dijo haber aceptado el debate pese a que los demócratas “retiraron inconstitucionalmente a un candidato que se reconoció como derrotado y lo reemplazaron sin contemplaciones por un nuevo candidato”, una decisión que calificó de “injusta” y “una amenaza para la democracia”.

“Candidatos diferentes o no, sus malas políticas son las mismas, y esto se revelará con fuerza en el debate del 4 de septiembre”, añadió, y defendió que “esta fecha es conveniente y apropiada porque es justo antes del inicio del 6 de septiembre, de la votación anticipada en las elecciones presidenciales”.

Cambio. La campaña electoral estadounidense dio un vuelco el mes pasado cuando Biden, de 81 años, en medio de la creciente preocupación sobre su estado de salud, abandonó su aspiración a ser candidato a la reelección y respaldó a Harris. Su decisión de retirarse llegó tras su debate contra Trump en junio en la CNN, desastroso para Biden.

La polémica por el debate es parte de los esfuerzos de la campaña de Trump por retomar la iniciativa, obligada a revisar su estrategia hasta la irrupción de Harris centrada casi exclusivamente en la edad de Biden y su supuesta fragilidad física y mental. Ahora, el magnate republicano se enfrenta a una mujer hiperactiva, que tiene veinte años menos y representa además a la comunidad negra y sudasiática.

Un segundo debate Trump-Biden estaba programado para el 10 de septiembre en ABC. En principio se esperaba que se mantuviera ese encuentro, con Harris reemplazando a Biden, pero un portavoz de Trump dijo la semana pasada que sería “inapropiado” programarlo antes de que la vicepresidenta fuera formalmente la candidata demócrata.

En un primer momento, Trump, de 78 años, dijo que no debatiría con Harris. La exfiscal de distrito y exfiscal general de California, de 59 años, retó el mes pasado a Trump a debatir cara a cara con ella.

“Como dice el refrán, si tienes algo que decir, dímelo en la cara”, afirmó en un mitin de campaña en Atlanta. Fox News confirmó que el debate tendría espectadores y seguiría reglas similares al debate de CNN del 27 de junio entre Trump y Biden. Y se realizaría en Pensilvania, uno de los estados “de batalla”, clave para asegurar la victoria. Fox es una cadena incondicional del trumpismo, y sus presentadores son críticos permanentes a Kamala Harris, a quien acusan de ser una “radical de izquierda”.

Contra la Justicia. Antes de anunciar que estaba dispuesto a debatir, Trump había utilizado su red social para denunciar las dificultades que enfrenta a la hora de hacer campaña debido a “la severa orden de censura” que le impuso la la Justicia de Nueva York bajo la que “todavía” se encuentra.

El jueves, un tribunal de apelaciones de Nueva York rechazó la propuesta de sus abogados de poner fin a la orden de mordaza en su caso penal por dinero secreto, tras rechazar el argumento de que su condena en mayo “constituye un cambio de circunstancias” que justifica el levantamiento de las restricciones.

Que siga esa mordaza “hace que sea muy difícil hacer campaña, especialmente cuando Kamala Harris está usando esta cacería de brujas en mi contra”, denunció el político, que subrayó que “todos los principales eruditos y expertos legales han dicho que este caso es una estafa y un engaño” y que él no hizo “nada malo”.

El magnate reiteró que “el juez no tenía derecho a hacer lo que hizo” y ha exigido que esta orden de censura –que considera “una decisión política”– sea anulada “de inmediato” y “en base a la decisión de inmunidad que acaba de dictar la Corte Suprema” estadounidense.

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