El Día del Niño se celebra el 18 de agosto este año. La jornada busca resaltar la importancia de las infancias en la sociedad y tiene como objetivo promover su bienestar,
educación y desarrollo integral. Es una fecha muy relevante en el país, en la que se estila hacer regalos a los más pequeños. Y en tiempos en los que la tecnología ocupa un papel preponderante en esos obsequios, nada mal sería generarles el primer contacto con una caña y llevarlos a pescar.
Una ventana al aire libre
Una caña puede abrirle un sinfín de oportunidades a un niño. Los lleva a hacer amigos, a cuidar la naturaleza, a aprender de las especies y muchas cosas más que nos brinda el contacto con al aire libre, más en tiempos en los que la tecnología los atrapa y cada vez son menos los chicos que se interesan por estar a orillas de cualquier curso de agua. Según señalan muchos psicólogos, la pesca es una de las actividades más indicadas para que realicen los jóvenes en edades comprendidas entre los 10 y 15 años. Por eso, nada más interesante en un día de las infancias como el que se aproxima, que darles un envión muy necesario para que se inicien en la faz piscatoria.
Si pensamos en regalarles su primera caña, tenemos dos opciones. Una alternativa muy económica es el clásico palito mojarrero, la primera herramienta que tuvimos todos, y la que les permitirá entender que la pesca es acción- reacción y si no son rápidos y efectivos se quedarán rápidamente con los anzuelos vacíos. La otra variante, es una caña para usar con reel, la que recomendamos sea de un largo acorde al niño, ya que se sentirá incómodo manejando varitas extremadamente extensas. 1.60 a 2.10 m son extensiones ideales que les permitirán desplegar la actividad normalmente, buscando largos mayores si estamos hablando de jóvenes mayores a los 12 años.
El contacto de los pequeños con la pesca los llevará a hacernos muchas preguntas. En algunos casos, hay padres, tíos o abuelos con experiencia y capaces de contestar esas dudas, aunque si eso no se pueda, siempre recomendamos apelar a quien lo sepa, siempre en la familia tenemos un pescador. También los puede llevar a acercarse a las actividades de un club, con escuelas que les brindan una enseñanza muy importante y transmiten valores muy interesantes, algunos incluso hoy perdidos.
Una caña y un reel en una casa de poco sirven, estos elementos adquieren la dimensión adecuada a la orilla de un curso de agua. Llevarlo a pescar es una opción que podemos concretar en cualquier sitio cercanos a nuestros hogares. Busquemos cantidad de piques más que calidad, largos minutos sin pique serán un balde de agua fría para el pequeño ávido de acción. No pretendamos especies de mayor valor deportivo, pescar dientudos, sardinas, mojarras, chatas o bagres, en este caso, con mucho cuidado por sus púas que pueden convertir una experiencia positiva en un acto fallido.
En tiempos en los que la rutina y el estrés están muy presentes, nada mejor que romperla con los niños y en proximidad de una fecha tan especial, con una jornada al aire libre, lejos de tanta tecnología y junto a hijos, sobrinos o nietos. Un plan más que tentador.