Lo que irrita a Cristina Kirchner y los movimientos de Mauricio Macri

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Cristina Elisabet Kirchner movió fuerte las piezas en el caso del juez Ariel Oscar Lijo, el magistrado federal propuesto por Javier Gerardo Milei para el máximo tribunal. Esperó sin decir ni

definir nada y, ahora, tiene cartas en la mano para poder jugar fuerte en un terreno que la apasiona y preocupa a la vez: la Justicia. Quiere tallar en la Corte Suprema, el Procurador General de la Nación, la Auditoría General y la centena y media de jueces que están aún sin definir. La ex Presidenta delega acciones en el senador Wado de Pedro y también en Juan Martín Mena. Paradójico el caso del ministro de Justicia bonaerense: es funcionario de Axel Kicillof pero reporta fielmente al Instituto Patria, el petit hotel de Rodríguez Peña 80 donde tiene su búnker el cristinismo. Ella escucha también, en esos menesteres, a Juan Manuel Olmos y hasta a Eduardo Valdés, dos peronistas porteños con quienes se apasiona en la charla sobre asuntos judiciales. Después, opera con los inefables Leopoldo Moreau y Oscar Isidro José Parrilli.