Un misionero argentino en Nueva Guinea: "El Papa encontró aquí el lugar justo para hacer el el apostolado que él desea"

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-Sí, lamentablemente ese tipo de prácticas de los antepasados, como se llaman acá, todavía siguen existiendo. Están muy arraigadas. Nosotros obviamente, como nos enseñó Jesucristo, hay que amar al pecador. Pero

uno tiene que luchar contra el pecado. Nosotros, con muchísima caridad y amando a la gente, sí tratamos de a poco de ir desterrando ese tipo de prácticas. Y la gente responde bien, porque justamente el Evangelio ilumina sus vidas y se dan cuenta de que ese tipo de cosas están mal. Por un lado la gente acepta las correcciones, por decirlo de algún modo. La gente se da cuenta de que ese tipo de prácticas son paganas, que vienen de los antepasados y que hay que desterrar. Pero, al mismo tiempo, justamente como vienen de los antepasados, son prácticas que están muy, pero muy arraigadas. Entonces la gente, digámoslo incluso los católicos más, más practicantes, los más fervientes, incluso ellos muchas veces aún continúan cayendo. Pero es un trabajo que nosotros sabemos que va a llevar muchas décadas. Así que, con mucha caridad y con mucha paciencia, tratamos de hacer lo mejor, de ir desterrando este tipo de cosas. Pero aún sabiendo de que no es algo que va a suceder de un día para el otro.