A un mes de cumplir 35 años Primoz Roglic ha metabolizado los códigos del ciclismo, su historia, su singularidad sostenible, su alma viajera. Ha entendido que el deporte al que llegó a
una edad tardía (23 años) es un territorio salvaje al que la tecnología ha robotizado. Pero poco o nada ha cambiado el pelotón desde que en septiembre de 2019 conquistó su primera Vuelta a España. Los buenos, como él, siguen ganando. Cuatro veranos después, Roglic (34 años) se ha convertido en el jefe de la ronda ibérica. En Madrid levanta su cuarto trofeo, más que nadie en la historia, igual que Roberto Heras, al que el dopaje le quitó y luego los tribunales le devolvieron aquel éxito de 2005 envuelto en barro y sangre. Roglic es el campeón más genuino de una carrera y un país que ha hecho suyos. En 2019 Roglic era la imagen de un vencedor inexpresivo, al que los periodistas le preguntaban si no era feliz por ganar con tanta profusión en la Vuelta. El esloveno, que fue saltador de trampolín profesional y trabajó como limpiador en un centro comercial, no conocía los códigos del ciclismo, tardó en aprender cómo ponerse o quitarse la ropa, cómo comer o beber encima de la bici, recoger la bolsa de avituallamiento u orinar en marcha. Lo que han mamado desde niños los actuales fenómenos Pogacar, Evenepoel, Van der Poel o Van Aert era un misterio para él. « Me caí muchas veces en los avituallamientos », reconoció en una entrevista en Bicycling. Se había hecho profesional enviando correos electrónicos a los directores deportivos de los equipos, a los que pedía trabajo. En el ciclismo Roglic se ha educado a base de golpes, una constante en su vida. Por un costalazo, ataviado en la nieve con un mono celeste y publicidad de Audi, abandonó los saltos de esquí, uno de los principales deportes en seguimiento de su país junto al baloncesto, donde brilla otra estrella como Luka Doncic. Propietario de una personalidad enigmática, siempre al borde de una sencillez útil en su comportamiento, Roglic está sin embargo lleno de heridas que su fogosidad desprende en la competición. Se cayó en una París-Niza que tenía ganada, en una Dauphine cuando era líder, perdió aquel Tour del 20 contra su compatriota Pogacar en la última cronoescalada, volvió a caerse en el Tour 2022 y se colocó el hombro dislocado usando a un aficionado como soporte, acabó la Vuelta 22 lleno de sangre por un trompazo en Tomares (Sevilla), fue uno de los tres jefazos que colapsaron en la famosa curva del País Vasco, en la que Vingegaard y Evenepoel nacieron otra vez… A la Vuelta 2024 llegó desde otro destrozo, una fractura en la zona lumbar después de otro costalazo en el Tour y una retirada más . Lejos de descomponerse, Roglic ha demostrado la entereza de alguien que replica a la adversidad con tenacidad y rigor mental. El esloveno se alza desde hoy al pedestal de la Vuelta a España. Cuatro victorias, las mismas que Roberto Heras, quien tenía tres y perdió la de 2005 por un positivo de EPO. La justicia le dio una década después la razón y es propietario de cuatro. Roglic ha desempatado con dos leyendas de la carrera española, Alberto Contador, con tres (2008, 12 y 14) y Tony Rominger (1992, 93 y 94). Honor y gloria para Roglic, un deportistas al que ninguna fatalidad le parece tan grande como para no poder superarla.
Fuente La Razon:
https://www.abc.es/deportes/ciclismo/roglic-jefe-historico-vuelta-espana-20240908180034-nt.html