Desde niño, el destino de Iván IV estaría marcado por la sangre.

Su padre murió cuando aún era muy pequeño, y su madre también perdió la vida. Se cree que fue

“Es un sortilegio”. Alberto Raffo me entrega la frase, bien definida, desde la carlinga del planeador, en la pista del Club Albatros, en San Andrés de Giles.

Es curioso. De él